La diferencia entre consumo preferente y fecha de caducidad ha suscitado numerosos debates en los últimos años. Hay muy pocos alimentos que tengan el 'superpoder' de resistir el paso del tiempo de indefinidamente, sin perder por el camino sus propiedades. El café, el cacao puro, el azúcar, el arroz o la miel pueden sobrevivir durante muchos años en nuestras despensas sin estropearse, siempre y cuando se conserven en unas condiciones óptimas.
La sal marina cuenta con una importante capacidad de preservación y es otro alimento que no caduca. Es un producto de origen mineral no perecedero y por sus características microbiológicas está excluido de la obligación de llevar fecha de caducidad. No es de extrañar si tenemos en cuenta que, al igual que sucede con el vinagre, ha sido utilizada tradicionalmente como conservante natural de alimentos, sobre todo cuando no existían los frigoríficos.
La sal, al igual que sucede con el azúcar, puede apelmazarse con el paso del tiempo, ya que tiende a absorber la humedad, pero puede durar toda una vida en la despensa siempre y cuando la conservemos en un envase bien cerrado, en ambiente seco y lejos de la luz directa. Uno puede comprar sal marina como si no hubiese un mañana y almacenarla sin problema. Nunca se sabe cuándo puede cambiar su valor…