Cuando se trata de cuidado de la piel, la duda frecuente es si es mejor utilizar loción o aceite corporal. Según los expertos en dermatología, la elección entre uno y otro no es una cuestión de exclusividad, sino más bien de complementariedad. Ambos productos presentan propiedades únicas y beneficiosas para la piel, y la recomendación es combinar su uso, pues cada uno aporta beneficios únicos.
Loción corporal
Las lociones corporales son emulsiones ligeras de agua y aceite que se absorben rápidamente en la piel. Proporcionan una hidratación efectiva y son ideales para un uso diario. Muchas también incluyen ingredientes activos, como vitaminas y antioxidantes, que protegen y nutren. Sin embargo, su poder de hidratación puede resultar insuficiente para pieles especialmente secas o en climas extremadamente fríos. Tratan aparte otros problemas cutáneos y suelen incorporar ácido hialurónico y ceramidas, que ayudan a mejorar la capacidad de retención de agua con el tiempo.
Aceite corporal
Los aceites corporales, por otro lado, son ideales para una hidratación más profunda y duradera. Son ricos en ácidos grasos esenciales y ayudan a recuperar la humedad perdida de la piel y a regular su función barrera, ya que actúan a modo de escudo protector. Aunque pueden dar una sensación más pesada, son perfectos para aquellos momentos en los que la dermis necesita un impulso extra de hidratación, como después de una ducha o antes de acostarse.
Combinación perfecta
Los expertos aconsejan utilizar ambos productos. En lugar de decidir entre uno u otro, podemos beneficiarnos de lo mejor de los dos mundos. Primero, una loción para hidratar la piel y proporcionar una base de absorción rápida y agradable. Después, un aceite corporal para sellar la humedad, nutrir y ofrecer un cuidado más prolongado. En definitiva, aunque tienen características, no son excluyentes. De hecho, su combinación puede llevar tu rutina de cuidado al siguiente nivel, ayudándote a conseguir una piel más suave, más sana y más radiante.