Uno de los objetos más comunes y esenciales en nuestros hogares es la percha. Silenciosa y sencilla, esta herramienta fundamental en nuestros armarios tiene una historia más intrigante de lo que podríamos imaginar. Su origen nos lleva a finales del siglo XIX, y el protagonista es un obrero. Este hombre trabajaba en la Timberlake Wire and Novelty Company en Jackson, Michigan. En una fría mañana de 1903, llegó a su empleo y se encontró con un problema que todos hemos enfrentado alguna vez: no había suficiente espacio para colgar su abrigo. Irritado por esta situación, decidió poner fin a este dilema cotidiano. Tomó un pedazo de alambre y lo dobló hasta formar lo que hoy conocemos como percha.
¿Y quién fue el invertor de manera inconsciente? Albert J. Parkhouse. En aquel momento, este hombre probablemente no se percató de la importancia de su creación. Sin embargo, su diseño de dos ganchos y una barra horizontal para soportar la ropa se convirtió en la base para las perchas. Aunque la estructura ha evolucionado con el tiempo y ahora incluye modelos de madera, plástico y otros materiales, la básica sigue siendo la misma. La percha de alambre fue un gran avance para la industria de la moda y la vestimenta. Permitió a las tiendas y a los consumidores almacenar la ropa de manera más eficiente, y ayudó a mantener las prendas en buenas condiciones, sin arrugas ni deformaciones. Además, este utensilio se convirtió en un vehículo esencial para el transporte de ropa, facilitando su distribución a comercios y almacenes.
Desafortunadamente, Albert J. Parkhouse no se benefició mucho de su invento. La patente de la percha de alambre fue registrada por su empleado y no recibió ningún beneficio económico de la venta. A pesar de esto, la contribución de este inventor a la vida cotidiana sigue siendo innegable. Cada vez que nos preparamos para el día, seleccionando nuestras prendas colgadas ordenadamente, estamos en deuda con la ingeniosa solución de este obrero a un problema cotidiano.