El sol es un aliado para nuestra salud cuando nos exponemos a el de manera responsable. Sin embargo, sus efectos pueden ser perjudiciales si no cuidamos adecuadamente nuestra piel antes, durante y después de la exposición. La duda frecuente que surge es: ¿Debemos aplicar aftersun o crema hidratante después de tomarlo? Para resolver este dilema, es necesario entender primero cómo afecta el sol a nuestra piel. La radiación solar, aunque necesaria para la síntesis de vitamina D, puede producir daños en la epidermis, incluyendo sequedad, envejecimiento prematuro y en los peores casos, melanoma. Por ello, es crucial rehidratar la piel después de la exposición.
Aquí es donde entran en juego tanto el aftersun como las cremas hidratantes. La principal diferencia entre ambos radica en su composición y en su función. Mientras que las cremas hidratantes tienen como objetivo mantener la humedad natural de la piel, el segundo producto ha sido diseñado específicamente para cuidar la piel después de la exposición solar. El aftersun, por tanto, ofrece una serie de beneficios adicionales que no están presentes en las cremas hidratantes tradicionales. Suelen contener ingredientes como el áloe vera, la camomila o el aceite de jojoba, que contribuyen a calmar la piel, reducir la inflamación y combatir los radicales libres que aceleran el envejecimiento. Además, la mayoría son más ligeros que las cremas hidratantes, por lo que se absorben rápidamente y no dejan sensación grasa en la piel.
Por otro lado, las cremas hidratantes proporcionan una hidratación profunda y duradera. Si bien pueden no tener la misma capacidad calmante y reparadora que los aftersun, pueden ser una opción adecuada si no se ha producido una exposición solar intensa o si la piel está particularmente seca. Entonces, ¿Qué producto debemos usar? La respuesta dependerá del estado de nuestra piel y de la intensidad de la exposición solar. Si hemos estado mucho tiempo al sol y notamos la piel caliente, tirante o enrojecida, es recomendable utilizar un aftersun para aliviar estos síntomas. Si, por el contrario, nuestra piel está seca pero no presenta signos de quemaduras solares, una crema hidratante puede ser suficiente.
Como podemos ver, ambas opciones tienen su lugar en nuestro cuidado de la piel en verano. La clave está en escuchar a nuestra piel y proporcionarle los cuidados que necesita después de cada día de sol. Recuerda, además, que la mejor forma de cuidar la piel es prevenir el daño solar con una protección adecuada. Un protector solar de amplio espectro y resistente al agua debe ser tu mejor aliado durante los meses de verano.