El plátano es una fruta tropical que procede del árbol homónimo o banano. Su piel gruesa es de color intenso y fácil de pelar, aunque su tonalidad sufre cambios tras su recolección, pasando del verde al amarillo, y de esté al marrón. Esto se debe a que es un fruto climatérico, es decir, que sigue madurando hasta que se consume. Por ello, es importante conocer cual es el momento idóneo de maduración para comprarlo antes de que se haya pasado su punto.
Por un lado, un plátano verde aún no está maduro. En consecuencia, tiene un bajo contenido en azúcar, pero un alto porcentaje de fibra. Además, es una fuente rica en prebióticos que son beneficiosos para la salud intestinal, alimentan la flora intestinal y mantienen una buena salud en el colón. Sin embargo, pueden resultar astringentes al gusto. Por otro lado, su almidón «resistente» resulta apropiado para controlar los niveles de glucosa en sangre, dado que hace que el sistema digestivo trabaje un poco más.
Conforme el fruto va perdiendo el verde, también pierde aspereza en la boca. Los plátanos amarillos, más maduros, son más dulces y blandos. Si bien, esta variedad tiene un índice glucémico más elevado, realmente son más fáciles de dirigir. Al tener menos almidón «resistente» que descomponer, el sistema digestivo absorbe los nutrientes más rápido. Conforme la maduración avanza se produce una pérdida de nutrientes, pero se incrementa la carga de antioxidantes. Además, contiene elevados niveles de potasio.
Con la aparición de manchas marrones en la piel del plátano, aumenta el dulzor. Estas decoloraciones indican cuánto almidón se ha convertido en azúcar natural. Así como esta sustancia ha cambiado con la maduración del plátano, la clorofila es la razón por la cual los niveles de antioxidantes aumentan a medida que la fruta envejece. Sin embargo, todos ellos contienen un gran porcentaje de potasio, vitamina B6, vitamina C y fibra. Aun así, los nutricionistas recuerdan que es una fruta calórica ideal para deportistas, rica en hidratos de carbono y con bajo nivel de grasas.
Cuando el plátano va madurando, los cambios de color de su piel no inciden en la calidad del interior del producto. Para maximizar la vida de los plátanos, los expertos recomiendan comprarlos con un tono verdoso y así, garantizar que la fruta no madure antes de consumirla, especialmente si la temperatura exterior es cálida. Si por otro lado, se desea consumir más amarillenta, su proceso de maduración se acelera si se coloca bajo el sol o en una bolsa de papel junto a otra pieza de fruta madura, como un aguacate.