Con la llegada del otoño, muchas personas notan que su pelo se vuelve más graso de lo habitual. Este fenómeno tiene causas relacionadas tanto con factores ambientales como biológicos.
Uno de los principales motivos es el cambio de temperatura y humedad. En otoño, las temperaturas descienden y el aire se vuelve más seco, lo que hace que el cuero cabelludo reaccione produciendo más sebo para protegerse. Este aumento en la producción de grasa es una respuesta natural del cuerpo para mantener la hidratación del cuero cabelludo ante las condiciones externas. Sin embargo, esta mayor cantidad de sebo puede dar lugar a un cabello más graso y, en algunos casos, a la aparición de caspa.
Otro factor clave es el cambio en los hábitos de cuidado del cabello. En otoño, es común que las personas utilicen productos más hidratantes, como mascarillas o acondicionadores más ricos, para combatir la sequedad que se presenta en la piel y el cabello debido a la exposición a ambientes más fríos. Aunque estos productos son beneficiosos, pueden contribuir a que el cabello se engrase más rápidamente si no se ajustan a las necesidades reales del tipo de pelo.
Además, la vuelta a la rutina después del verano puede influir en la salud del cabello. El estrés, las variaciones hormonales y los cambios en la alimentación también pueden alterar la producción de sebo, incrementando la sensación de pelo graso.
¿Cómo evitar el exceso de grasa en el pelo?
Para mantener un equilibrio en la producción de sebo durante el otoño, se recomienda ajustar los hábitos de cuidado. Usar champús suaves y específicos para cabellos grasos, evitar lavados excesivos, y aplicar productos hidratantes solo en las puntas son algunos de los consejos más eficaces. También es importante recordar que la salud del cabello está directamente relacionada con el bienestar general, por lo que mantener una dieta equilibrada y reducir el estrés puede ser clave.