La Dirección General de Tráfico (DGT) ha puesto en marcha un nuevo sistema de inspecciones técnicas sorpresa en carretera para reforzar la seguridad vial y la protección ambiental. Este tipo de controles busca garantizar que los vehículos que circulan por las carreteras españolas cumplan con la normativa vigente, especialmente en un contexto donde un importante porcentaje de coches no cumple con la inspección técnica de vehículos (ITV) en la fecha correspondiente.
¿Cómo funcionan estas inspecciones?
La DGT realiza estas inspecciones de dos maneras principales: de forma visual o mediante unidades móviles de ITV. En el primer caso, los agentes de tráfico revisan el estado general del vehículo y verifican si cuenta con la ITV al día. En el segundo, la DGT emplea unidades móviles equipadas con tecnología avanzada y personal técnico para realizar una inspección más detallada.
Estos controles, que ya se efectúan en otros países de la Unión Europea, incluyen la supervisión de elementos esenciales para la seguridad, como el sistema de frenado, la dirección, los neumáticos y las emisiones contaminantes. En caso de detectar fallos graves o muy graves, el vehículo puede ser dirigido a una estación fija de ITV para una revisión completa, y el conductor podría enfrentarse a una multa por infracción.
Objetivos de las inspecciones en carretera
Con una antigüedad media del parque automovilístico en España de 14,5 años, uno de los más elevados en Europa, estas inspecciones buscan reducir la siniestralidad causada por fallos mecánicos o vehículos en mal estado. Según los datos de la DGT, en los primeros seis meses de 2024 se realizaron más de 6,000 inspecciones sorpresa, muchas de ellas enfocadas en camiones y vehículos de transporte profesional.
Además, los controles también evalúan la carga y horarios de conducción de los vehículos de transporte para evitar la fatiga al volante, un factor de riesgo en la conducción profesional.
¿Qué pasa si el vehículo no pasa la inspección?
Si durante la inspección se detectan defectos graves, el conductor está obligado a reparar el vehículo y presentar un certificado de revisión en una estación de ITV fija. La DGT también aplica sanciones en caso de que un vehículo esté circulando sin la ITV en regla, lo cual conlleva una multa económica significativa.