Las recomendaciones para mantener un estilo de vida saludable suelen centrarse en la actividad física regular. Recientes estudios destacan que las mujeres que se ejercitan entre una y dos horas semanales pueden reducir hasta en un 29 % el riesgo de mortalidad. Este dato genera un debate importante sobre cómo gestionar el tiempo dedicado al deporte sin necesidad de excederse. Al mismo tiempo, la práctica de caminar descalzo vuelve a estar en el ojo público, con opiniones divididas sobre sus beneficios y precauciones.
La nutricionista y especialista en salud femenina Carla Romagosa ofrece una evaluación clara y detallada acerca de estos temas. Su visión se basa en la experiencia clínica y en la evidencia científica más reciente, poniendo el foco en la relación entre actividad física moderada y bienestar general, así como en las particularidades del cuidado del pie.
La importancia del entrenamiento moderado en la población femenina
Romagosa recuerda que realizar ejercicio entre una y dos horas a la semana puede disminuir considerablemente el riesgo de enfermedades y mortalidad precoz. Este enfoque es particularmente relevante para mujeres con agendas apretadas o con dificultades para mantener rutinas largas y exigentes. La cifra del 29 % menos de riesgo se deriva de múltiples investigaciones globales, incluyendo cohortes españolas que contrastan estilos de vida y resultados sanitarios.
Estos datos ponen en perspectiva que no es necesario convertirse en atletas ni seguir programas extenuantes para alcanzar mejoras apreciables en la salud. Por el contrario, un ejercicio moderado y constante puede ser suficiente para obtener efectos protectores en el sistema cardiovascular, metabolismo y salud mental.
Salud femenina y hábitos saludables
El vínculo entre el ejercicio moderado y los hábitos saludables sigue siendo un pilar fundamental en la prevención de enfermedades crónicas. El enfoque multidimensional que propone Romagosa destaca que no basta con entrenar, sino que también es imprescindible conocer las características individuales y respetar las limitaciones físicas. Por ejemplo, algunas mujeres que comienzan a ejercitarse pueden beneficiarse más con caminatas suaves que con actividades de alto impacto, y para ellas, introducir pausas de caminar descalzo en zonas seguras puede ser tentador y positivo.
Además, la profesional señala que en España existe una creciente conciencia sobre la necesidad de cuidar el bienestar holístico, donde aspectos como la nutrición, el descanso y la ergonomía cotidiana tienen un peso similar al entrenamiento físico.
¿Y si hacen 1 hora al día no se mueren nunca, entonces?