El aumento de las temperaturas durante los meses estivales provoca que el cuerpo se enfrente a un reto natural: regular su temperatura mediante la producción de sudor. Este proceso fisiológico, imprescindible para evitar el sobrecalentamiento, puede convertirse en un inconveniente cuando la sudoración es excesiva o genera olor indeseado.
El sudor, conformado mayormente por agua y sales, es secretado por las glándulas sudoríparas y liberado a través de la piel para refrigerar el organismo al evaporarse. Por sí mismo, el sudor es inodoro, pero la humedad crea el ambiente perfecto para que algunas bacterias y hongos presentes en la epidermis descompongan sus componentes, dando lugar a olores corporales desagradables.
En este contexto, un experto de la empresa farmacéutica Cinfa ha analizado las mejores estrategias para mantener bajo control la sudoración y los malos olores, especialmente durante los días de calor intenso típicos de este 2025.
Cómo funciona la sudoración y su papel en el cuerpo
El sudor es el mecanismo natural del cuerpo para evitar la hipertermia, un aumento peligroso de la temperatura corporal que puede tener consecuencias graves para la salud. Cuando el termostato interno detecta que el cuerpo se calienta por factores como la exposición solar o la actividad física, las glándulas sudoríparas comienzan a liberar líquido que se evapora de la piel, enfriando el cuerpo de forma eficiente.
Sin embargo, el sudor también contiene minerales y residuos metabólicos que, al mantenerse en contacto prolongado con la piel, permiten la proliferación bacteriana. Esta interacción es la responsable de que en ocasiones el sudor desprenda un olor desagradable, problema que preocupa a muchas personas en España con la llegada de los meses cálidos.
Cómo controlar el sudor y evitar malos olores en verano
El primer consejo de los especialistas es mantener una higiene diaria rigurosa. Ducharse todos los días con un jabón adecuado es un paso fundamental para eliminar bacterias y residuos acumulados. Los productos antibacterianos, adaptados al tipo de piel individual, resultan especialmente útiles para combatir los microorganismos causantes del mal olor.
La aplicación de desodorantes también juega un rol importante. Existen en el mercado opciones diseñadas para quienes sudan en grandes cantidades, capaces de reducir la producción de sudor y neutralizar olores. Muchas de estas fórmulas están indicadas para piel sensible y ofrecen protección durante varias horas, lo que ayuda a quienes pasan mucho tiempo al aire libre o realizando actividades físicas.
A la hora de vestir, la elección de las prendas es clave. Los tejidos naturales como el algodón y los tejidos técnicos transpiran mejor y ayudan a mantener la piel seca, reduciendo la humedad y, por tanto, la proliferación bacteriana.
Para los deportistas o personas activas, la ropa técnica especializada que absorbe la humedad representa una solución avanzada. Este tipo de prendas facilita la evaporación del sudor y favorece la regulación térmica del cuerpo durante el ejercicio, al tiempo que reduce el riesgo de olores corporales molestos.