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El INE lo confirma: este es el nombre más común en Baleares si eres 'baby boomer'

Un análisis del INE revela los nombres que marcaron a generaciones nacidas entre 1940 y 1969 en las islas, con cambios notables en hombres y estabilidad femenina

Los 'baby boomers' comprende la generación que nació desde mediados de los cuarenta hasta mediados de los sesenta | Foto: Freepik

| Palma |

Durante las décadas comprendidas entre 1940 y 1969, las Baleares experimentaron patrones muy definidos en la elección de nombres para los recién nacidos, que hoy pueden calificarse como representativos de la generación baby boomer. Según datos oficiales ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), existe una marcada estabilidad en los nombres femeninos, mientras que en los masculinos se aprecian cambios significativos en las preferencias a lo largo de esos años.

Este análisis ofrece una visión pormenorizada de los nombres que predominaban en Baleares durante este periodo crucial para España, uniendo tendencias sociales, culturales y demográficas que ayudan a comprender las decisiones de los padres de la época. En los primeros años tras la Guerra Civil española, los nombres como Juan y Catalina dominaron el panorama; sin embargo, la década posterior trajo un vuelco en las preferencias masculinas, con Antonio tomando el relevo. Para las mujeres, la constancia fue la nota predominante, con nombres que se mantuvieron en lo alto de las listas.

Nombres masculinos predominantes entre 1940 y 1969

Durante la década de 1940, Juan se consolidó como el nombre más habitual entre los niños nacidos en Baleares. Con un total de 1.886 inscripciones registradas, este nombre alcanzó una frecuencia de 109,3 por cada mil nacimientos, posicionándose como un claro favorito para los padres de esa generación. Antonio, otro nombre tradicional español, le seguía de cerca con 1.760 casos notificados.

Al entrar en la década de 1950, el protagonismo masculino sufrió un cambio sustancial. Antonio desbancó a Juan y se convirtió en el nombre con mayor número de registros, alcanzando 2.145 nacimientos y una frecuencia de 87,3 por cada mil. Esta variación pudo obedecer a múltiples factores culturales y sociales que afectaron las decisiones de denominación en las islas. Juan, aunque no volvió a liderar, mantuvo una alta popularidad con 2.091 registros, reflejando su arraigo en la tradición. Para la década de 1960, Antonio mantuvo su supremacía largamente consolidada, contando con 3.013 nacimientos, mientras que Juan continuó siendo la segunda opción preferida con 2.486 nacimientos registrados. Esto indica un periodo de relativa estabilidad y reafirmación en las preferencias tras la transición de la década anterior.

En los nombres femeninos, estabilidad

A diferencia de los hombres, los nombres femeninos en Baleares mostraron una sorprendente continuidad entre 1940 y 1969. Catalina se mantuvo inamovible como el nombre femenino más común en todas las décadas analizadas, desde los años 40 hasta finales de los 60. En la década de los 40, contabilizó 2.603 nacimientos con una tasa de 119,1 por mil; en la siguiente, 2.486 con una frecuencia ligeramente inferior, y finalmente en los 60 alcanzó los 2.770 registros, un ascenso que reafirma su popularidad.

El segundo lugar para los nombres femeninos también mostró cierta estabilidad, aunque con una leve variación hacia finales del periodo. Mientras que en las décadas de 40 y 50 María fue la segunda opción más recurrente con 2.546 y 2.259 registros respectivamente, en la década siguiente apareció Margarita como la segunda más elegida, con 2.403 inscritos. Esto demuestra cómo las tendencias femeninas evolucionaban de forma más gradual en comparación con la masculinas.

Los nombres, la expresión de una generación

Los datos del INE reflejan cómo los nombres en Baleares durante estos 30 años del siglo XX estuvieron influenciados por elementos sociales, culturales y religiosos. La persistencia de nombres como Juan, Antonio, Catalina o María evidencia la influencia sólida de la tradición católica y la herencia hispánica.

Además, el cambio en el nombre masculino líder entre las décadas de 1940 y 1950 puede estar vinculado a fenómenos migratorios internos, fluctuaciones demográficas y transformaciones sociales que afectaron la identidad y las preferencias culturales en las Islas Baleares durante el periodo posterior a la Guerra Civil española y el inicio del régimen franquista.

También es preciso destacar que las tendencias en denominaciones reflejan la transmisión familiar de valores y tradiciones. La estabilidad de Catalina como primera opción femenina sugiere una fuerte preferencia por nombres clásicos que simbolizan continuidad y legado cultural en las familias isleñas.

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