Desde la implantación obligatoria de la luz V16 en los coches en España a partir de 2026, el dispositivo ha suscitado un intenso debate entre los conductores. Esta nueva herramienta, destinada a mejorar la seguridad vial sustituyendo los tradicionales triángulos de emergencia, no solo implica un desembolso económico cercano a los 50 euros, sino que también ha provocado inquietudes sobre la privacidad y posibles controles por parte de las autoridades.
En concreto, hay un comportamiento curioso: muchos usuarios recomiendan envolver la luz en papel de aluminio. Este método, que a simple vista puede parecer una exageración, es en realidad una táctica basada en tecnicismos técnicos y de seguridad que ha sido utilizada durante años para evitar rastreos indeseados de dispositivos electrónicos.
El motivo principal de esta práctica radica en la capacidad de aislamiento electromagnético que ofrece el aluminio, funcionando como una especie de jaula de Faraday. Esto impide que las señales electromagnéticas salgan o entren al dispositivo. Por tanto, cuando la luz V16 está envuelta en este material, queda completamente aislada, evitando cualquier tipo de transmisión de datos o señales GPS.
Reacciones entre los conductores
Muchos usuarios prefieren desconectar la luz V16 retirando la pila cuando no está en uso. Esto garantiza, según ellos, que no se transmitirán datos ni se emitirán señales que puedan ser rastreadas. Sin embargo, un sector de conductores va un paso más allá y recurre al papel de aluminio para un aislamiento total.
Este procedimiento de envolver la luz en papel de plata obstaculiza completamente cualquier tipo de comunicación por radiofrecuencia, bloqueando completamente la señal GPS y cualquier transmisión a la DGT. Esta táctica, aunque drástica, no es novedosa: la Policía y los expertos en seguridad llevan tiempo empleándola para evitar el rastreo de terminales robados o de llaves de coches que pueden ser clonadas mediante señales electromagnéticas.
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En resumen, la luz V16 envuelta en papel de aluminio actúa como una protección pasiva contra posibles filtraciones y espionaje. No obstante, esto significa que en caso de emergencia la luz quedaría fuera de servicio hasta que se retire el aislamiento, lo que reduce la función principal del dispositivo: alertar a otros conductores.
Las imágenes y costes de adopción
El coste medio de una luz V16 homologada ronda los 50 euros, un gasto adicional que muchos conductores han criticado desde la anunciación de su obligatoriedad. Ante ello, ya ha surgido un mercado gris con productos no certificados que, si bien son más económicos, no garantizan la eficacia ni la seguridad requerida por la normativa.
Los expertos recuerdan que la implantación de la luz V16 supone un avance en seguridad vial, ya que permite una detección más rápida de vehículos detenidos en la calzada, que puede evitar accidentes secundarios.
En todo caso, el debate sobre la privacidad y el control de datos personales persiste. La DGT se ha comprometido a que cualquier dato recabado será protegido conforme a la ley de protección de datos vigente, y que la tecnología no se usará para fines recaudatorios ni para controlar la velocidad efectiva de los vehículos.
Desobediencia civil. El deber del ciudadano es luchar contra las leyes injustas.