El Papa Francisco ha condenado el ataque perpetrado este martes contra una iglesia de Normandía (Francia), en el que ha muerto un sacerdote. Así lo ha expresado a través del portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, que ha transmitido la «viva preocupación» de la Santa Sede por la cadena de violencia que se está viviendo en los últimos días.
«El Papa ha sido informado y comparte el dolor y el horror por esta violencia absurda, condena de la manera más absoluta todas las formas de odio y reza por las personas afectadas», ha indicado el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El Papa también ha transmitido su «solidaridad y proximidad» a la iglesia de Francia y, concretamente, a la archidiócesis de Rouen, a la que pertenece la parroquia de Saint-Etienne-du Rouvray, donde dos hombres armados con cuchillos han entrado este martes durante la misa, han tomado como rehenes a varias personas y han asesinado a un sacerdote.
Lombardi admite que se encuentran «preocupados» tras esta toma de rehenes que se produce después de una cadena de ataques perpetrados durante los últimos días.
«Es una noticia terrible, que se suma desgraciadamente a una cadena de violencia que, estos últimos días, nos ha perturbado, creando un inmenso dolor y suscitando una viva preocupación», apunta en una nota.
En esta ocasión, según precisa, se sienten «particularmente golpeados» al tratarse de una ataque contra una iglesia, «un lugar sagrado en el cual se anuncia el amor a Dios».
El presidente del Consejo Pontificio para el diálogo interreligioso, el cardenal Jean-Louis Tauran, también ha manifestado su comunión espiritual y solidaridad con los católicos de Francia por este «gran sufrimiento» que está padeciendo. Así lo expresa en un mensaje dirigido al obispo de Evry Corbeil-Essonnes y presidente del Consejo para las Relaciones Interreligiosas de la Conferencia Episcopal Francesa, Michel Dubost.
EL CURA ASESINADO SUSTITUIA AL PÁRROCO
El arzobispo de Rouen, monseñor Dominique Lebrun, ha precisado que serían tres los heridos, «uno de ellos en estado grave», y ha identificado al fallecido como el «padre Jacques Hamel, de 84 años», que estaba sustituyendo al párroco de la iglesia atacada durante sus vacaciones.
El arzobispo, que se encontraba en Cracovia para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), ha adelantado que regresará esta misma tarde a Rouen.
«La Iglesia Católica no puede tomar otras armas que la oración y la fraternidad entre los hombres. Dejo aquí a cientos de jóvenes que son el futuro de la Humanidad. Les pido que no bajen los brazos ante la violencia y que se conviertan en los apóstoles de la civilización del amor», ha afirmado en un comunicado.
El padre Auguste Moanda-Phuati, a cargo de la parroquia atacada, ha explicado a 'Libération' que iba a retomar su tarea esta misma tarde tras regresar de vacaciones y que el cura asesinado le sustituía en sus funciones. «No podía imaginarme que nos ocurriera algo así», ha afirmado, asegurando que en sus cinco años al frente de la parroquia nunca había «recibido amenazas».
El padre Hamel estaba jubilado desde hacía diez años, pero había decidido permanecer en la parroquia, de la que había estado anteriormente al frente. «Su deseo era seguir al servicio de la Iglesia», ha explicado el padre Moande-Phuati, que ha descrito como «una persona cálida, simple y que vivía modestamente» al fallecido, «muy apreciado» por los feligreses.