Los Veintisiete seguirán discutiendo en los próximos días cómo restringir aún más los viajes considerados «no esenciales» dentro de la Unión Europea para atajar la propagación de nuevas variantes del coronavirus, pero lo harán con el compromiso de no cerrar las fronteras interiores para no dañar el mercado interior y proteger la economía, según han convenido los líderes de la UE en una cumbre por videoconferencia este jueves.
Según ha dicho el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, tras dirigir desde Bruselas las casi cuatro horas de reunión telemática, los mandatarios están «totalmente convencidos de que se deben garantizar las fronteras abiertas», pero siendo conscientes de que al mismo tiempo se deben poder tomar medidas para hacer más difíciles los viajes que no sean imprescindibles.
Para ello, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha propuesto a los Veintisiete «redefinir» las zonas de riesgo epidemiológico para crear una nueva categoría en los mapas que señale en «rojo oscuro» las áreas en las que el riesgo de contagio o de propagación de nuevas cepas sea «muy alto».
En esos lugares señalados como de mayor riesgo en la nueva clasificación, los desplazamientos deberán estar «fuertemente desaconsejados» y se deberán aplicar medidas «adaptadas» a la situación, y no «prohibiciones generalizadas que dañarán nuestra economía pero no frenarán la pandemia», ha dicho Von der Leyen.
La jefa del Ejecutivo comunitario ha adelantado ya que espera que sus servicios presenten propuestas concretas el próximo lunes para que puedan ser discutidas a nivel técnico por los Veintisiete antes de tomar decisiones concretas.
De este modo, Von der Leyen ha admitido que las medidas que afectan a las fronteras y los viajes son decisiones de competencia nacional sobre las que los gobiernos tendrán la última palabra para cada territorio, pero ha instado a la máxima coordinación entre Estados miembro.
Los líderes también han enfatizado la necesidad «esencial» de acelerar las campañas de vacunación ante una situación que preocupa cada vez más a los dirigentes del bloque. A este respecto, Michel ha subrayado que las compañías con las que la UE ha firmado acuerdos para la compra de sus vacunas deben «respetar» sus compromisos de entrega de dosis.
Los líderes también han enfatizado la necesidad «esencial» de acelerar las campañas de vacunación ante una situación que preocupa cada vez más a los dirigentes del bloque. A este respecto, Michel ha subrayado que las compañías con las que la UE ha firmado acuerdos para la compra de sus vacunas deben «respetar» sus compromisos de entrega de dosis.
«Las empresas deben cumplir escrupulosamente con los contratos», ha exigido el primer ministro de Portugal y presidente de turno de la UE este semestre, António Costa, quien ha dicho que no se debe repetir la situación de la última semana, en la que Pfizer ha ralentizado las entregas de su vacuna.
Por su parte, Von der Leyen ha remarcado que la Comisión está trabajando «de la mano» con los grupos farmacéuticos y con la Agencia Europea del Medicamento (EMA), al tiempo que ha garantizado que Bruselas está «determinada» a dar «más predictibilidad y estabilidad» al proceso de entrega de dosis. «Están previstas más vacunas pronto», ha dicho.
Precisamente, han sido varios los líderes que han abogado por agilizar el proceso de aprobación de vacunas a nivel europeo. Entre ellos, los primeros ministros de Austria, Sebastian Kurz, Dinamarca, Mette Frederiksen, y Grecia, Kyriakos Mitsotakis, quienes han pedido a la EMA que acelere lo máximo posible la autorización de la vacuna de Oxford y AstraZeneca, prevista para el día 29.
Bruselas ha sugerido a los Veintisiete que se comprometan a vacunar al 80% del personal sanitario y de las personas mayores de 80 años de aquí a marzo y a inmunizar al 70% del conjunto de la población adulta en la UE a más tardar este verano, un reto que Michel ha considerado «difícil» pero posible.
En el marco de la discusión sobre vacunas, los líderes también han escuchado la propuesta de Mitsotakis de crear un certificado común de vacunación que pudiera facilitar los viajes de quienes estén inmunizados, aunque no ha habido resultados sobre este asunto que la mayoría de Estados miembro no ven como prioridad.
Von der Leyen ha explicado que no hay duda sobre la conveniencia de un certificado «médico» que permita registrar y hacer el seguimiento del tratamiento, pero ha considerado prematuro pronunciarse sobre los usos que se podría dar a un documento armonizado de este tipo a falta de estudiar cuestiones legales y avanzar en la reflexión política.
Los Veintisiete ven las ventajas de contar con un certificado común que recoja los elementos médicos, en línea con cartillas de vacunación reconocidas por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, no ven urgencia en tomar decisiones cuando apenas se han iniciado las campañas de vacunación en los países de la Unión Europea y quedan cuestiones médicas fundamentales por aclarar, como por cuánto tiempo inmunizan al paciente las distintas vacunas o si se sigue siendo vector de contagio tras la vacunación.