El chef José Andrés ha pedido este domingo al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que permita a su organización, World Central Kitchen (WCK), y a otras similares, entrar y salir por su frontera para poder atender y alimentar a los miles de refugiados que esperan para poder cruzar. «Señor presidente, si da permiso a una ONG como WCK, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y Samaritans Purse para entrar y salir cerca de la frontera, podremos alimentar a los miles de hombres y mujeres esperando para estar a salvo. Tiene cosas más importantes que hacer, pero esto es importante, señor...» dice en un mensaje colgado en Twitter en el que etiqueta al dirigente ucraniano.
La oenegé del chef asturiano lleva desde la semana pasada en la frontera entre Ucrania y Polonia para alimentar a las personas que están saliendo del país atacado por el Gobierno ruso de Vladímir Putin. En otro mensaje colgado hoy previamente, José Andrés ha advertido, entre lágrimas, de que »la vida no es un juego de Monopoly«, en un vídeo grabado por él mismo tras una jornada de trabajo.
El cocinero, visiblemente emocionado, remarca que él se dirige al «confort» de su hotel, en un pueblo de la frontera, pero que en ese mismo momento, con un frío helador, hay personas «sobre todo mujeres y niños andando durante horas» para salir de Ucrania.
Remarca que los distintos países a los que se dirigen estas personas y quienes les están recibiendo les están dando »la bienvenida« y ofreciéndoles lo que necesitan, mantas, refugio...pero «es duro saber que hay gente pasando la noche sin un sitio donde refugiarse».
El cocinero, que pide que no haya «más Putin en el mundo», relata cómo ha conocido a un joven que ha viajado de EEUU, donde él también tiene su restaurante, para adentrarse en Ucrania, camino de Kiev, y combatir. «¿Por qué ponemos a hombres y mujeres en esta situación? ¿no aprendemos de los errores del pasado?» se pregunta José Andrés, que lamenta que «los pobres siempre pagan las consecuencias» y que «cualquier que diga que Putin es un buen líder debería estar avergonzado». El chef asturiano fundó en el año 2010 junto a su esposa la ONG WCK con el objetivo de «utilizar los alimentos para empoderar a las comunidades y fortalecer las economías», y ha sido galardonado por su labor humanitaria con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia en 2021; durante la pandemia del coronavirus repartió más de tres millones de comidas en España y más de 30 millones en Estados Unidos.