Es curioso. A la fuerza ahorcan, y la necesidad de conseguir más petróleo y gas natural ante la posibilidad cada vez más cercana que los hidrocarburos rusos dejen de llegar a los mercados europeos puede lograr lo que no han conseguido años y años de esfuerzos diplomáticos. Estados Unidos y Venezuela han dado un paso hacia la normalidad en sus relaciones a cuenta del crudo que produce el régimen de Nicolás Maduro. Su materia prima podría servir para equilibrar el balance energético del Viejo Continente, muy tocado por la invasión rusa de Ucrania.
No solo hay movimientos por parte de la administración de Joe Biden; aparentemente esos gestos se acompasan de una predisposición como mínimo diferente a la expresada por Caracas hasta este momento. En concreto el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha confirmado que se reunió el fin de semana con una delegación de Estados Unidos de visita en Caracas y ha planteado la posibilidad de trabajar en un «agenda» común «desde el respeto», según Washington en aras de la seguridad energética global.
«Hemos acordado trabajar en una agenda desde el respeto y la esperanza del mundo, para así poder avanzar una agenda que permita el bienestar y la paz de los pueblos de la región», ha declarado Maduro, al hacer balance de una reunión descrita como «respetuosa, cordial, muy diplomática». Así, el mandatario venezolano ha hecho hincapié en que «es el tiempo de la diplomacia, de la palabra, de la verdad y para reconstruir la paz» y que «no se puede estar a favor de una guerra que afecte a nuestra paz».
Llama poderosamente la atención este cambio en el registro del mandatario chavista, y más teniendo en cuenta que tradicionalmente Maduro ha sido uno de los más firmes defensores de su homólogo ruso, Vladímir Putin, aunque en su discurso más reciente se ha reconocido su «preocupación» por el efecto contagio del conflicto.
«Tenemos que expresar que estamos gravemente preocupados por la posibilidad de una guerra en Europa y una extensión a otras regiones del mundo de esta confrontación armada», ha alertado, aludiendo incluso a la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial. Así, ha solicitado que «se asocie el conflicto militar, que se respeten los corredores humanitarios para proteger a la población civil y que se pueda desescalar y lograr un acuerdo sustancial de paz en Ucrania».
Punto de vista
Críticas de los exiliados
La noticia del reinicio de los encuentros entre Washington y Caracas con el fin de alcanzar una futura cooperación entre ambos Estados ahora que la cuestión energética acucia a Occidente no ha generado simpatías en todos los sectores. Los disidentes del chavismo y los Perseguidos Políticos en el Exilio organizados no han tardado en expresar abiertas críticas y un rechazo de plano al eventual acuerdo comercial entre Estados Unidos y Venezuela. Corren malos tiempos para los conceptos elevados como legitimidad y democracia cuando aquello que prima es el calentarse y el comer.