El diputado conservador británico Neil Parish anunció este sábado que ha decidido dimitir como parlamentario tras desvelarse que miró pornografía en su móvil mientras participaba en las sesiones de la Cámara de los Comunes. Diputado por la circunscripción de Tiverton & Honiton, en el condado de Devon (suroeste de Inglaterra), Parish admitió, en una entrevista con la BBC, que se trató de «un momento de locura» y reconoció que la primera vez que accedió a las imágenes porno fue de forma «accidental», pero que la segunda vez que lo hizo fue deliberada.
Parish había sido suspendido anoche por su formación y estaba previsto que su caso fuese investigado por el Comité de estándares de la Cámara Baja, encargado de evaluar su conducta y establecer si era culpable de comportamiento inadecuado. Sin embargo, Parish, que se había negado a dimitir, ha optado por abandonar su escaño como parlamentario, lo que dará paso a la celebración de una elección parcial para elegir a su sustituto.
Tras ser identificado como el diputado que miró porno, Parish había admitido que pudo abrir por «equivocación» el vídeo, si bien dos colegas mujeres afirmaron haberlo visto mirando unas imágenes pornográficas mientras estaba en la Cámara Baja. El diputado estuvo sometido a fuertes presiones para que abandonase su escaño, después de que colegas conservadores le criticasen y los partidos de la oposición pidieran su renuncia.
Un portavoz del Partido Conservador en Tiverton & Honiton dijo que agradecían a Parish por «sus servicios a nuestras comunidades» durante los últimos años y que apoyaban «su decisión de dimitir como miembro del Parlamento» británico. Parish, de 65 años, era presidente del Comité de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales de la Cámara de los Comunes, y su renuncia ha sido comunicada días antes de que se celebren -el jueves 5 de mayo- comicios locales en Gran Bretaña.
La presidenta del Comité de Mujeres e Igualdad de la Cámara de los Comunes, la conservadora Caroline Nokes, admitió que el sexismo está institucionalizado en el Partido Conservador y que a ella la han llegado a criticar por denunciar esta situación.
Este escándalo salió a la luz tras la polémica por unas declaraciones anónimas de varios diputados tories, que acusaron falsamente a la «número dos» del Laborismo, Angela Rayner, de tratar de distraer al primer ministro británico, Boris Johnson, cruzando y descruzando las piernas en las sesiones de control al «premier». El alcance de la misoginia contra Rayner obligó a Johnson y a otros parlamentarios a solidarizarse con la política y denunciar esas actitudes «inaceptables» en un parlamento.