El oligarca ruso Oleg Tinkov, que perdió la semana pasada su banco digital Tinkoff por haber criticado a Rusia por la guerra en Ucrania, se ha despedido de Rusia tras verse obligado por el Kremlin, según dice, a deshacerse de la entidad por mucho menos de su valor y verse amenazado. Tinkov crítica la guerra de Rusia con sus vecinos ucranianos, habla de la «deshumanización» del régimen ruso y afirma que «Ucrania ganará porque el bien siempre vence al mal».
«Adiós Banco Tinkoff, adiós Rusia», señala en un mensaje de despedida publicado en la red social Instagram, en el que afirma que «no le queda nada en Rusia y eso es malo para Rusia». Tinkov vendió la semana pasada el 35 % que tenía en el capital social del banco, el segundo privado más grande de Rusia en términos de clientes minoristas activos (unos 20 millones, según la entidad), a Interros, propiedad del magnate ruso del metal Vladímir Potanin.
El propio oligarca, de 54 años, aseguró al diario The New York Times que fue una «venta desesperada, una venta forzosa» promovida por el Kremlin. «No podía discutir el precio», dijo. En su mensaje afirmó que «no puede ganar dinero en un país que está en guerra con un vecino, matando civiles y niños». El multimillonario, cuya fortuna fue valorada por la revista Forbes en unos 9.400 millones de dólares, explicó que saca del país las marcas Tinkoff y La Datcha, de alojamiento de lujo, para no mancharlas con «la sangre de soldados rusos y ciudadanos de Ucrania».
«Ucrania ganará porque el bien siempre vence al mal», aseguró el empresario, que creó el banco en 2006. Tinkov explicó además que ha recibido amenazas pese a padecer leucemia. «El deseo de castigar a alguien solo por una opinión, mi opinión honesta, habla de la deshumanización final del régimen», sostuvo.
Hasta que cayó en desgracia, Tinkov logró coexistir con el Kremlin, en el que nunca puso un pie, según afirmó. Ya cuatro días después de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero el empresario escribió que «en Ucrania mueren personas inocentes todos los días. Eso es impensable e inaceptable». Pero el punto de inflexión se produjo aparentemente el 19 de abril. Ese día afirmó en un mensaje que no ve ni un solo beneficiario «de esta guerra loca» y que «gente inocente y soldados están muriendo».
Además fue muy crítico con el estado del Ejército ruso, al que consideró «una mierda». Ese mismo día, el servicio de prensa del banco indicó que el empresario no trabaja en la empresa y no ha estado en Rusia ni tomaba decisiones en la entidad. Tinkov salió de Rusia en 2019 para tratar su enfermedad, pero mantuvo un 35 % en el banco, que, según el New York Times, estaba valorado en más de 20.000 millones de dólares en la Bolsa de Londres el año pasado.
Al día siguiente de su mensaje, según relató el oligarca, el banco recibió una llamada de la Administración del Presidente de Rusia en la que le exigieron, bajo la amenaza de una nacionalización, cortar todos los lazos con el empresario y hasta cambiar el nombre de la entidad. Ya el 22 de abril el banco publicó un mensaje en su cuenta de Telegram con el titular: «Tinkoff decidió cambiar de marca». Entonces a Tinkov no le quedó otra salida que vender sus acciones. «Estoy agradecido a Potanin, quien rápidamente me compró, aunque por «centavos». De acuerdo con el empresario, vendió el paquete accionarial al 3 % del valor que él cree valía su porcentaje en Tinkoff.