Los suizos han aprobado este domingo mediante referéndum una reforma legal según la cual todos los ciudadanos serán potencialmente donantes de órganos al fallecer, salvo que hayan manifestado expresamente su oposición a ello en vida o sus familiares se opongan a ello.
La reforma de la Ley de Trasplantes suiza, aprobada por un 60% de los votantes, introduce el concepto de "presunto consentimiento" e invierte la situación actual en el país: hasta ahora había que manifestar expresamente el deseo de donar órganos antes de fallecer, y ahora lo que hay que expresar es la oposición a ello.
Quienes no deseen que sus órganos sean donados tras el fallecimiento deberán por ello inscribirse en un registro nacional.
De no hacerlo, todavía se consultará a sus familiares y más allegados si desean que los órganos del fallecido puedan ser usados en trasplantes, y si éste muere sin familia o personas cercanas no conocidas, no se utilizarán sus órganos, de acuerdo con la reforma legal.
Gobierno y Parlamento de Suiza ya habían aprobado esta reforma el 1 de octubre de 2021, con el argumento de que actualmente muchos pacientes en el país pierden la vida al no llegar a tiempo el trasplante que necesitan, aunque opositores a ella reunieron las firmas necesarios para someterla a consulta popular.
Cada año se practican unos 450 trasplantes de órganos en Suiza, pero se calcula que unos 1.400 pacientes siguen en lista de espera para este tipo de intervenciones, y que uno o dos fallecen cada semana al no conseguir que se practiquen a tiempo, ante la escasez de donantes.
Los promotores del referéndum, y del no a la reforma legal, argumentaban que muchos pacientes desconocerán la nueva necesidad de expresar su oposición a que se donen sus órganos, por lo que su "derecho a la autodeterminación y a la integridad física" podrían verse violados tras su muerte.
La consulta ha tenido un 40% de participación, la tasa más alta en los tres referendos nacionales planteados este domingo en el país.
En los otros dos, los suizos aprobaron un impuesto para que las plataformas de streaming contribuyan a la producción de cine y televisión nacional, y también dieron el sí a que Suiza aumente su contribución financiera a Frontex, la agencia de seguridad fronteriza de la UE.