Desligar el precio del gas natural del de la electricidad o poner un techo a las tarifas de las fuentes de energía cuya producción tiene un menor coste que el gas, son las dos principales opciones que estudia la Unión Europea (UE) para frenar el encarecimiento de la energía. Así lo informó en Praga el ministro checo de Industria y Comercio, Jozef Sikela, tras explicar que la presidencia de la UE que ostenta su país este semestre está preparando el consejo extraordinario sobre la energía que convocó para el próximo viernes en Bruselas.
El ministro, que reconoció que los países están tratando consensuar una postura a partir de diversas propuestas, reveló que básicamente se manejan dos posibles modelos alternativos para fijar precios en el sector energético, resaltando la importancia de que se logre acordar una estrategia común para todo el bloque. Con respecto a la idea es desligar el precio del gas natural del proceso de formación de precios de la electricidad, recordó que sería una manera de que «los altos precios del gas, que son objeto de la guerra energética (con Rusia), no afecten al precio de la electricidad», como ocurre actualmente. La desventaja de esta alternativa, según Sikela, es que puede impulsar el consumo del gas, un bien escaso en estos momentos en la UE.
Actualmente, el precio que se cotiza a los mayoristas es el del segmento de producción más caro del mercado, es decir, el de las centrales térmicas de gas, que constituyen el 24 % de la generación en la UE. Esto explica que los productores que usan otras fuentes, como la atómica o las renovables, reciban pingües beneficios como consecuencia del encarecimiento del gas. Por eso, la otra alternativa consistiría en establecer precios máximos para todas las demás fuentes de energía, con excepción del gas.
«Hay total consenso en que debemos mantener la liquidez en los mercados, lo que significa que hay que proporcionar a los comerciantes suficiente liquidez para que puedan comerciar», señaló Sikela. Para el político checo, la ventaja de esta segunda alternativa es que «no motivaría a consumir más gas». Bruselas quiere el viernes poner un techo a los precios del gas, reducir el consumo de electricidad y conceder ayudas a los consumidores más vulnerables.