Antes de empezar su mandato, Rishi Sunak ya ha hecho historia: es el primer líder del Partido Conservador británico y jefe del Gobierno en ciernes miembro de una minoría étnica, de raza no blanca, el primer hindú, el más joven desde el siglo XVIII, con 42 años, y en estos momentos el diputado más rico del Parlamento. A la espera de que asuma el cargo de primer ministro, que herederá de la dimisionaria Liz Truss, Sunak culmina con su elección hoy como líder de los «tories» una carrera meteórica que empezó cuando en 2015 ganó su escaño en la Cámara de los Comunes.
Consigue las llaves del número 10 de Downing Street en pleno festival de Divali -la fiesta más importante de la India y por tanto un momento especial para él-, después de haber quedado segundo en los anteriores comicios internos para suceder a Boris Johnson, que ganó Truss el pasado 6 de septiembre. Sunak, que fue ministro de Economía antes de su dimisión en julio del Gobierno de Johnson, se encuentra con un Partido Conservador amargamente dividido, una economía al borde de la recesión y un Reino Unido con la reputación dañada por su reciente convulsión política y económica.
Tras una lucrativa etapa en el sector financiero, Sunak fue elegido diputado por Richmond, en el condado inglés de North Yorkshire, en 2015 y empezó a destacar en el ala derecha de los conservadores con su apoyo al Brexit en el referéndum de 2016. Gracias a ello, fue nombrado por Johnson secretario jefe del Tesoro el 24 de julio de 2019 y ascendido a ministro de Economía el 13 de febrero de 2020 en sustitución de Sajid Javid. Su dimisión el pasado 5 de julio precipitó la caída de su jefe, lo que tensó las relaciones entre ambos. Durante su etapa al frente del erario público, fue alabado por su plan de protección del empleo durante la pandemia pero se le criticó las ayudas insuficientes a los ciudadanos ante la inflación rampante y una subida impositiva que después revirtió parcialmente por presiones de sus colegas.
Su propuesta ahora como jefe del Ejecutivo es elevar los impuestos hasta controlar la inflación y hacer crecer la economía con medidas aún por precisar, en un retorno al conservadurismo fiscal ausente en el plan de su predecesora. Antes de su entrada en política, Sunak tuvo cargos en varias firmas financieras, entre ellas el banco de inversión Goldman Sachs y el fondo de capital riesgo The children's investment Fund Management. En 2010 se unió a otra gestora de fondos, Theleme Partners, y fue director de Catamaran Ventures, propiedad de su suegro, el millonario indio N.R. Narayana Murthy.
Aunque es relativamente desconocido para el gran público, la imagen de Sunak sufrió un revés el pasado abril al ser multado junto con Johnson por participar en una de las fiestas que violaron las normas anticovid en las oficinas de Downing Street, por lo que pidió disculpas aunque él siempre defendió que solo estaba de paso. Ese mismo mes se criticaron los arreglos fiscales de su esposa Akshata Murty, que hasta entonces no cotizaba en el Reino Unido. Con una fortuna personal estimada en 730 millones de libras (841 millones de euros), a Sunak se le cuestiona asimismo la capacidad para empatizar con las clases más desfavorecidas y de conectar con el electorado de cara a las próximas elecciones generales, previstas en 2024. Criado en la ciudad de Southampton (sur inglés), Rishi Sunak, de religión hindú, es hijo de Yashvir, que era médico, y Usha Sunak, farmacéutica, y nieto de inmigrantes originarios de la región india del Punjab, que llegaron al Reino Unido en los años sesenta procedentes del este de África.
El mayor de tres hermanos, se educó en el elitista colegio privado de Winchester y, como es típico entre la clase política de este país, se licenció en Filosofía, Política y Economía (PPE, en inglés) por la Universidad inglesa de Oxford. Completó sus estudios con un máster en Administración de Empresas en la Universidad estadounidense de Stanford -a la que accedió con una beca Fulbright-, donde conoció a su esposa, madre de sus dos niñas e hija del cofundador de la multinacional Infosys. Sunak, que se presenta a sí mismo como un político dinámico inspirado por la creatividad del Silicon Valley estadounidense, ha confesado que es adicto a la Coca Cola y súper fan de la Guerra de las Galaxias.