El Partido Republicano estadounidense mantuvo este jueves su presión al presidente, Joe Biden, avanzando que en el próximo Congreso tienen como prioridad investigar al mandatario y a su familia por hacer negocios con adversarios del país aprovechando sus lazos políticos. El futuro presidente del Comité de Supervisión, James Comer, quiso dejar claro en conferencia de prensa que, según sus datos, Biden mintió cuando afirmó en 2019 que no sabía nada de las actividades de sus familiares, razón por la que está incluido en sus pesquisas. Los miembros republicanos de ese comité enviaron hoy cartas al Departamento del Tesoro, a los Archivos Nacionales o el FBI, entre otros, pidiéndoles la documentación que tengan en su poder sobre la familia Biden.
En su misiva a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, se subraya por ejemplo que la negativa de ese gabinete a entregarles la información que ya les han solicitado en el pasado despierta la preocupación de que el mandatario esté usando su influencia no solo para permitir que sus familiares se beneficien de su posición, sino para protegerlos del escrutinio sobre sus relaciones financieras. Que el Tesoro no les haya facilitado la lista completa de todos los ciudadanos rusos sancionados por Estados Unidos por la invasión de Ucrania, a su juicio, también hace pensar que pueda estar protegiendo a gente conectada con su familia. La carta a los Archivos Nacionales también cuestiona que Biden pueda estar tomando decisiones en beneficio de los intereses financieros de sus familiares y les reclama entre otros todos los documentos y comunicaciones entre la oficina del presidente y miembros o socios de su familia relativos a Rusia y Ucrania entre enero de 2009 y de 2017.
El conocimiento y participación de Biden en esos negocios, según argumentan, le ha hecho ser susceptible de influencia, chantaje o extorsión por parte de entidades extranjeras, incluido el Partido Comunista chino, exponiendo así al país «a riesgos nacionales que podrían ser utilizados por sus enemigos». Los republicanos consideran que Biden engañó a la población estadounidense en su campaña electoral de 2020 y que lo sigue haciendo cada vez que mantiene que no estaba al tanto de esas transacciones. Muchas de esas operaciones, según Comer, hicieron saltar las alertas en bancos estadounidenses. «Hay muchas preguntas que necesitan respuesta. Solo queremos saber la verdad. Pensamos hacerlo con agresividad pero de forma conforme a la Constitución», añadió ante la prensa el republicano Jim Jordan, integrante de ese comité.
Entre las pruebas en las que se basan mencionaron el ordenador que supuestamente pertenecía al segundo hijo del actual presidente, Hunter Biden, olvidado en un centro de reparación en Delaware y repleto de datos privados sobre su vida y negocios. En esa máquina se demuestra, según afirmaron, que esa familia usó durante una década su relación con Biden para enriquecerse gracias a ese vínculo y a las promesas de lo que una futura Administración en manos del demócrata podía hacer en favor de esos potenciales socios. Los republicanos habían avanzado ya que cuando recuperen el poder de la Cámara Baja en enero también prevén investigar la «politización» del FBI o las razones que llevaron a registrar la mansión del expresidente Donald Trump (2017-2021) en agosto.