El viaje del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a Kiev fue planeado en secreto durante meses, con la participación de solo un puñado de asesores y con previo aviso a Rusia, que supo de los planes del mandatario unas horas antes de su salida de Washington. Así lo detallaron a la prensa este lunes algunos de los principales asesores del líder estadounidense, entre ellos el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, quien formaba parte de la pequeña comitiva que acompañó a Biden.
Sullivan explicó que Washington envió una notificación a Moscú sobre el viaje de Biden a Kiev solo «unas horas» antes de que su avión saliera de la base aérea de Andrews (Maryland), a las afueras de Washington, y explicó que el objetivo del mensaje era evitar cualquier accidente que pudiera escalar el conflicto. Al ser preguntado por la prensa, el asesor rechazó desvelar el contenido del mensaje enviado al Kremlin por la «naturaleza sensible» de ese tipo de comunicaciones con Rusia.
La visita de Biden no se dio a conocer hasta que estaba en curso y se había mantenido en secreto por motivos de seguridad. Sin embargo, el viaje no se produjo de improviso y había sido «meticulosamente planeado» durante meses, reveló Jonathan Finer, el «número dos» de Sullivan en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el órgano encargado de la política exterior estadounidense. Según Finer, por motivos de seguridad, en la planificación del viaje solo estuvieron involucrados un puñado de asesores de la Casa Blanca, del Pentágono y del Servicio Secreto, además de algunos miembros de los servicios de inteligencia que tenía como misión velar por la seguridad del presidente en Kiev.
Todos esos asesores diseñaron con cuidado cada una de las etapas del viaje, incluido cómo Biden llegaría a Kiev, y trazaron también otros planes alternativos por si surgía algún tipo de problema cuando el presidente estuviera sobre el terreno. Biden fue quien el viernes tomó la decisión final de ir a Kiev al considerar que había riesgos, pero que eran manejables.
El presidente llegó a esa conclusión después de una extensa reunión el viernes en el Despacho Oval de la Casa Blanca con sus asesores y con miembros de su gabinete, algunos de los cuales participaron por teléfono, relató Finer. Logísticamente el viaje fue especialmente complicado porque los presidentes de EE.UU. no suelen visitar zonas de guerra y cuando lo realizan, como hicieron en los últimos años en Irak o Afganistán, suele haber tropas estadounidenses sobre el terreno para salvaguardar su seguridad.
Sin embargo, Estados Unidos no tiene tropas en Ucrania y, por eso, el viaje requirió de mayor planificación y mucho más cuidado, explicó la directora de comunicaciones de la Casa Blanca, Kate Bedingfield. «Esta visita, la de un presidente de EE.UU. a una zona donde se libra una guerra, es histórica y no tiene precedentes», aseveró Bedingfield.
Pese a los riesgos, Biden decidió acudir a Ucrania para mostrar su compromiso con Ucrania, justo cuando quedan cuatro días para que se cumpla el aniversario de la invasión rusa que empezó el 24 de febrero de 2022. Durante su visita, el estadounidense se reunió con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, y anunció 500 millones de dólares en ayuda adicional a Ucrania. Biden ya ha salido de Kiev, tras una visita que duró seis horas, y mañana martes iniciará una visita oficial a Polonia para reafirmar su compromiso con los países del flanco este de la OTAN.