El opositor y periodista ruso Vladímir Kara-Murzá, en prisión preventiva desde hace un año y acusado de traición y otros dos cargos penales, fue condenado hoy por un tribunal ruso a 25 años de prisión. «Imponer a Kara-Murzá una pena de 25 años de prisión a cumplir en una cárcel de alta seguridad con restricción posterior de libertad por un año y seis meses», señala el fallo, leído por el juez Serguéi Podoprigórov. La condena del destacado disidente generó una gran expectación y reunió en el edificio del Tribunal Urbano de Moscú a cerca de un centenar de periodistas y diplomáticos.
En su última intervención, la semana pasada, Kara-Murzá aseguró que no se arrepiente «de nada» y que ama a Rusia. «Estoy en la cárcel por mi postura política, por estar en contra de la guerra en Ucrania, por mi larga lucha contra la dictadura de (el presidente ruso, Vladímir) Putin», afirmó el opositor, quien dijo sentirse orgulloso de que le introdujera en la política el opositor Borís Nemtsov, asesinado en 2015 cerca del Kremlin. Este lunes el tribunal también impuso una multa de 400.000 rublos (cerca de 5.000 dólares) a Kara-Murzá y le prohibió ejercer el periodismo durante siete años. El disidente, de 41 años, fue hallado culpable de alta traición, delito que se castiga con hasta 20 años de cárcel, difusión de información falsa sobre la actuación del Ejército ruso en Ucrania y cooperación con una ONG declarada indeseable por la Justicia rusa.
El juez satisfizo de esa manera la demanda de la Fiscalía que había pedido para Kara-Murzá 25 años de prisión. La defensa ya anunció que recurrirá esta sentencia. «Creemos que durante el proceso judicial se cometieron varios fallos y vamos a recurrir», aseguró la letrada María Eismont, citada por la agencia TASS. De acuerdo con la abogada, el propio Kara-Murzá reaccionó a la sentencia diciendo que prueba su valía como «ciudadano y político». Varias decenas de periodistas independientes exigieron previamente la libertad de Kara-Murzá en una carta, en la que acusan de «infundadas» y «cínicas» las acusaciones, y de político el proceso judicial abierto contra el opositor. «Kara-Murzá es un auténtico patriota que en los primeros días de la guerra ya se pronunció contra la agresión rusa (...). Pero hoy en día en Rusia abogar por la paz y el cese de la guerra es un crimen», señalaron. Según la embajadora estadounidense, Lynne Tracy, «la persecución penal de los críticos del régimen es una muestra de debilidad y no de fuerza». Por su parte, la embajadora británica en Moscú, Deborah Bronnert, dijo estar consternada por el fallo, que relacionó con «las valientes declaraciones» de Kara-Murzá contra la intervención en Ucrania.
Recientemente, los abogados del opositor, considerado preso de conciencia por Amnistía Internacional, informaron de que Kara-Murzá había sido diagnosticado en la cárcel con polineuropatía en extremidades inferiores como consecuencia de los dos envenenamientos que sufrió en 2015 y 2017. Según la defensa del opositor, la enfermedad que sufre y que ha progresado durante los meses pasados en prisión preventiva, le impide cumplir su condena. Según el colectivo de investigación Bellingcat, con anterioridad Kara-Murzá había sido seguido por la misma unidad del Servicio Federal de Seguridad que luego envenenó al líder opositor Alexéi Navalni, que a su vez cumple ocho años de cárcel. En octubre de 2022 fue distinguido con el Premio Václav Havel de Derechos Humanos 2022 otorgado por el Consejo de Europa.