Ucrania ha acusado a Rusia de emplear armas químicas prohibidas en sus operaciones militares en territorio ucraniano y asegura que ha contabilizado 626 casos de uso de munición de sustancias químicas venenosas. De estos, 51 se habrían producido en 2024, según un comunicado del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas ucranianas, por lo que alerta de que «su uso va en aumento».
El elemento más utilizado son las granadas K-51 lanzados desde drones, aunque también se ha detectado el uso de «artefactos explosivos improvisados equipados con sustancias irritantes». Igualmente se lanzan proyectiles de artillería «que contienen sustancias químicamente peligrosas».
En particular denuncia el uso de un nuevo tipo de granadas RG-VO que contienen la sustancia química CS, un tipo de gas lacrimógeno. El uso de este tipo de armas químicas está prohibida por la Convención de Armas Químicas de la ONU, de la que forma parte Rusia como firmante.