Agentes infiltrados del Ejército israelí han irrumpido este martes en el Hospital Ibn Sina de Yenín, en el norte de la Cisjordania ocupada, disfrazados de mujeres y de personal sanitario, y han matado a tiros a tres jóvenes palestinos, a quienes Israel acusa de pertenecer a Hamás y a la Yihad Islámica.
La noticia, adelantada por agencias locales, ha sido confirmada tanto por el Ejército de Israel como por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que, además, ha hecho circular en redes sociales un vídeo grabado por la cámara de seguridad del centro que muestra a los agentes entrando armados con metralletas en los pasillos del hospital, vestidos como médicos, enfermeras y civiles.
La ANP ha condenado el ataque a través de un comunicado, publicado en la cuenta de Facebook del Ministerio de Sanidad palestino, en el que lo ha calificado de «crimen contra la humanidad». «La ocupación ha cometido una nueva masacre dentro de un hospital que se suma a las decenas de crímenes" cometidos contra centros de salud y contra personal de salud» en los territorios palestinos, ha denunciado la titular de la cartera, Mai al Kaila, que también ha recordado que el Derecho Internacional protege las infraestructuras civiles, incluidos los hospitales, y ha pedido a la ONU y a las diferentes organizaciones de Derechos Humanos a acabar «urgentemente» con los «crímenes diarios» cometidos por Israel tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza.
El Ejército de Israel, por su parte, sostiene que los tres muertos formaban parte de «una célula que estaba planificando actividades terroristas» y que se habría escondido en el interior del hospital. «Es otro ejemplo del cínico uso por parte de las organizaciones terroristas de espacios civiles y hospitales como refugio y escudo humano», insiste en su comunicado el Ejército israelí.
Uno de los presuntos integrantes de esta célula era Muhamad Jalamné, residente en el campamento de refugiados de Yenín y al que Israel acusa de «mantener contactos con el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) en el extranjero» y de «entregar armas y municiones a operativos terroristas para llevar a cabo ataques armados inspirados en los sucesos del 7 de octubre». Jalamné, de 27 años, habría sido el objetivo central de este operativo conjunto del Ejército, la Policía de Fronteras y el Shin Bet, y junto a él habrían muerto los hermanos Muhamad y Basel Ghazaui.
Las Brigadas Ezzeldín al Qassam, nacidas hace dos años en el campo de refugiados de Yenín para aglutinar a todas las milicias de la zona, independientemente de su ideología, han confirmado horas después que los muertos eran «muyahidín» del grupo y han hablado de «cobarde asesinato» por parte de fuerzas especiales israelíes. También Hamás ha tildado lo sucedido de «ejecución» y ha señalado que «este crimen no quedará sin respuesta» y que la resistencia «no se verá intimidada por los asesinatos».