Organizaciones locales sudanesas han alertado de que casi 250.000 sudaneses han huido en solo 24 horas de un campamento de desplazados de los alrededores de la ciudad de El Fasher, capital de Darfur Norte y centro histórico de la región de Darfur, debido a los últimos avances en la zona de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en medio de un escenario catastrófico.
El Comité para la Coordinación de Desplazados en Darfur ha indicado, a través de su portavoz, Adam Rijal, que un 60 por ciento de los 400.000 desplazados que se encontraban en el campo de Abu Shuk tuvieron que escapar después de que las RSF invadieran la zona el pasado miércoles «en medio de una ola de asesinatos, detenciones y saqueos» aprovechando una «inexplicable retirada» de las fuerzas del Ejército de Sudán y sus grupos aliados.
El éxodo, ha declarado Rijal al 'Sudan Tribune', comenzó el jueves por la mañana en el norte del campamento. Los casi 250.000 civiles han escapado «a zonas desconocidas» dado que la situación en El Fasher, a solo 2,5 kilómetros del campamento y defendida por unidades del Ejército y por las milicias del gobernador regional, Minni Minawi, es prácticamente insostenible.
A los ataques indiscriminados de las RSF se suma el posterior bombardeo desencadenado por el Ejército de Sudán contra las posiciones paramilitares dentro del campamento. Las RSF acabaron retirándose pasadas unas horas a Puerta Mellit, una pequeña ciudad al norte de El Fasher y el actual centro de operaciones desde el cual las RSF coordinan el asedio que comenzaron en noviembre a la que era una de las últimas zonas seguras del país.
La guerra desencadenada el 15 de abril del año pasado entre el Ejército y las RSF ha devastado prácticamente el país, además de inflamar todavía más los históricos conflictos intercomunitarios en la región de Darfur, donde los paramilitares han sido acusados de librar una campaña de exterminio contra las tribus no árabes de la zona mientras que el Ejército ha sido responsabilizado de ataques indiscriminados contra la población. En torno a 16.000 personas han muerto desde el estallido del conflicto, según las estimaciones más conservadoras, pero responsables diplomáticos como el enviado especial de Estados Unidos para Sudán, Tom Perriello, dan como posibles cifras que multiplicarían por diez estas cifras actuales.