El Ejército israelí siguió atacando la Franja de Gaza este sábado, después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, anunciase el viernes una nueva propuesta de tregua y liberación de rehenes que cuenta con el visto bueno de Israel y ha sido bien acogida por Hamás. En un comunicado, las fuerzas israelíes confirmaron que siguen operando en Rafah, en el sur del enclave, donde aseguraron haber encontrado numerosas armas, bocas de túneles, cohetes, explosivos y material militar.
Además, bombardearon un edificio en ciudad de Gaza (norte) que, según Israel, pertenecía a una organización que se dedicaba a enviar fondos a los familiares de combatientes de Hamás muertos o encarcelados. Según el Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamás, más de 36.300 personas han muerto y otras 82.400 han resultado heridas desde que comenzó la guerra en el enclave palestino. El cruce de Rafah sigue cerrado Mientras, la situación humanitaria en la franja continúa empeorando. El paso fronterizo de Rafah, por donde entraba gran parte de la ayuda al sur de Gaza, se mantiene cerrado desde el comienzo de la operación israelí en la localidad, el pasado 6 de mayo.
Por el cruce de Kerem Shalom, también en el sur, apenas está entrando ayuda de manera esporádica, según los datos diarios de cruces de camiones recogidos por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA). En la localidad de Deir al Balah, en el centro de Gaza, ha muerto por inanición un joven de 13 años en el hospital Mártires de al Aqsa, según recogen medios palestinos. Las autoridades israelíes insistieron este sábado en que no aceptarán un alto el fuego permanente en la Franja de Gaza hasta que no se cumplan los objetivos de la guerra, que pasan por eliminar completamente «las capacidades militares y de gobierno de Hamás» en el enclave.