Empujado por la necesidad de consolidar su liderazgo en las encuestas, el expresidente de Estados Unidos y precandidato republicano Donald Trump se ha lanzado a la caza de un grupo de votantes muy particular: los del Partido Libertario. Trump, que no está nada acostumbrado a dar discursos ante un público que no le profesa admiración absoluta, protagonizó el 25 de mayo un gesto muy inusual al participar en la convención nacional del Partido Libertario celebrada en un céntrico hotel de Washington.
Con su tono altivo habitual, el republicano les ofreció ser su candidato a la Casa Blanca, algo que rechazaron con abucheos los militantes libertarios, quienes acabaron nominando al activista Chase Oliver. «Si quieren perder, no voten por mí. Sigan recibiendo el 3 % de los votos cada cuatro años», les desafió Trump. La anécdota demuestra la voluntad del magnate neoyorquino por atraer a sus filas a los partidarios del libertarismo, que defienden reducir el Estado y dar rienda suelta al mercado, una ideología que el presidente argentino, Javier Milei, ha puesto en el mapa y que puede tener un papel determinante en las elecciones estadounidenses de noviembre.
«Puede ser que a Trump le interese ganar el apoyo libertario porque el libertarismo, al parecer, está de moda, sobre todo tras la victoria de Milei en Argentina», cuenta a EFE Daniel Raisbeck, analista del centro de pensamiento Instituto Cato, en Washington. Trump lidera las encuestas ligeramente por encima del presidente demócrata Joe Biden, de manera que los partidos minoritarios, como el Libertario y el Verde, y las candidaturas independientes, como la de Robert F. Kennedy Jr., pueden causar un daño irreparable a alguno de los aspirantes punteros.
Pocos pero anhelados votos
Con Gary Johnson a la cabeza, el Partido Libertario consiguió unos resultados históricos de 4,5 millones de votos (3,3 % del total) en las presidenciales de 2016, en las que Trump se impuso a la demócrata Hillary Clinton. Algunas voces culparon entonces a los libertarios de la inesperada derrota de Clinton, quien parecía tenerlo todo a favor para convertirse en la primera mujer presidenta. Cuatro años después, en 2020, la candidatura libertaria de Jo Jorgensen se desplomó hasta los 1,7 millones de votos (1,2 %) y Biden pudo vencer a Trump.
El politólogo Cal Jillson, profesor de la Universidad Metodista del Sur, en Dallas (Texas), explica a EFE que «en una elección muy reñida podría marcar una diferencia real que los libertarios le quitaran algunos votos a Trump». Aunque el Partido Libertario haya tenido históricamente un papel residual, esta formación puede cosechar en algunos estados decisivos más votos que la diferencia que hay entre demócratas y republicanos.
Es lo que pasó, por ejemplo, en 2020 en Georgia, donde la candidatura libertaria logró 62.200 votos, una bolsa de sufragios suficientemente grande para decantar la balanza dado que Biden le sacó solo 11.800 votos a Trump en ese estado.
El trumpismo y el libre mercado
Ante los intentos del republicano para captar a esos electores, Jillson cree que «es posible que algunos libertarios voten por Trump pensando que su propio candidato no puede ganar, pero muchos se quedarán con el candidato de su propio partido».
Uno de los grandes escollos es, como subraya Raisbeck, que el trumpismo, caracterizado por un fuerte proteccionismo, resulta «poco compatible con la filosofía liberal-libertaria». «Si uno defiende los mercados libres de la interferencia estatal y el gobierno limitado, lo lógico sería oponerse a medidas proteccionistas como los aranceles que impuso Trump durante su presidencia, o al crecimiento del gasto público y de la deuda», argumenta el analista del Instituto Cato. El profesor de la Universidad Metodista del Sur añade por su parte que Trump ha demostrado «tendencias autoritarias» y eso resulta un «anatema» para los libertarios.
Curiosamente, Milei, quien se autodefine como el primer presidente libertario del mundo y suele defender esa ideología en los viajes que hace fuera de Argentina, ha confesado una gran fascinación por Trump, con quien incluso tuvo un breve encuentro en febrero pasado en Washington. Pero Raisbeck insiste: Milei y Trump solo coinciden en su «estilo polémico» y su «oposición a la izquierda», dado que el presidente argentino promueve «una agenda libertaria y librecambista» y el aspirante republicano es «proteccionista e intervencionista».