Un tribunal de Nueva Zelanda condenó este jueves a la exdiputada neozelandesa Golriz Ghahraman a pagar una multa de 1.600 dólares neozelandeses (975 dólares estadounidense o 912 euros) y las costas del juicio al encontrarla culpable de cuatro delitos de robo en tiendas de moda. La jueza June Jelas, del tribunal de Auckland, remarcó en su sentencia que la acusada había mostrado arrepentimiento y tuvo en cuenta su contribución a la comunidad desde su posición de activista en favor de los derechos humanos y como diputada para argumentar que no era necesaria una condena de prisión.
«La señora Ghahraman ha sido proactiva al tratar de enmendar su delito», subrayó la magistrada al indicar que la expolítica pidió disculpas de manera personal a los propietarios de las tiendas afectadas y abonó una compensación a los establecimientos, recoge el medio público Radio New Zealand. En marzo, Ghahraman, quien dimitió en enero tras ser acusada de los delitos, se declaró culpable ante el mismo tribunal, donde se enfrentaba a condenas máximas de entre tres meses a siete años de cárcel según el monto del robo.
Ghahraman, una prometedora política que llegó a ser portavoz del Partido Verde neozelandés en el Parlamento, robó ropa por un valor total de unos 10.000 dólares neozelandeses (casi 6.100 dólares estadounidenses o cerca de 5.700 euros) entre el 22 de octubre y el 23 de diciembre de 2023 en tiendas de Auckland y Wellington. La expolítica, de 43 años, alegó cuando presentó su dimisión que sus actos se debieron al estrés y a traumas anteriores.
«Para mí está claro que mi salud mental se está viendo gravemente afectada por el estrés relacionado con mi trabajo. Esto me ha llevado a actuar de manera que está completamente fuera de lugar. No intento excusar mis acciones, pero sí quiero explicarlas», subrayó Ghahraman en un comunicado emitido el 16 de enero. Tras conocerse la sentencia, la expolítica concedió una entrevista al canal 1News donde se declaró «avergonzada» por lo sucedido.
«Sólo sé lo que se siente, lo cual es profundamente vergonzoso y angustioso. ¿Qué diablos estaba haciendo? (...) Ahora puedo ponerlo en contexto porque tengo el informe de un psicólogo y varios expertos y he tenido tiempo para procesarlo. Pero creo que, ante todo, para mí es la vergüenza de hacer algo que dañó a otros», dijo la exdiputada.
«Ya estaba en ese mundo de autodesprecio. Ese tipo de lugar en el que estás tan mal contigo mismo que tiene sentido hacerte daño a ti mismo (...) No fue para tener un poco de alegría, porque no había alegría. Fue sólo vergüenza, vergüenza, todo el tiempo», reafirmó. Ghahraman, nacida en Irán, se mudó a Nueva Zelanda junto su familia cuando era niña y se les concedió asilo político como refugiados. Después de estudiar derecho, se convirtió en abogada de derechos humanos para Naciones Unidas y trabajó en tribunales penales internacionales antes de llegar al Parlamento de Nueva Zelanda en octubre de 2017.