El nuevo ministro francés de Economía, Antoine Armand, señaló este martes que la situación financiera del país es «grave» porque su déficit es «uno de los peores» de su historia, y confirmó su intención de subir puntualmente los impuestos a los ricos y a las grandes empresas con beneficios.
En una entrevista a la emisora pública France Inter hizo notar que en el último medio siglo si se excluyen «uno o dos años de crisis excepcional», el déficit actual es «uno de los peores déficits de nuestra historia». El déficit público subió el pasado año hasta el 5,5 % del producto interior bruto (PIB) cuando lo previsto en el presupuesto era un 4,9 %, por unos ingresos muy inferiores a los anticipados.
Además, el tesoro ha anticipado que este año Francia terminará con un déficit del 5,6 %, muy lejos del tope del 3 % preconizado por las reglas europeas, y además con una deuda del 112 %. A la vista de esa situación y de las perspectivas, la Comisión Europea abrió a Francia (entre otros países) un procedimiento de supervisión por déficit excesivo.
Armand aseguró que «vamos a trabajar a la altura de la gravedad de la situación», pero más allá de indicar que tiene intención de debatir con la patronal y los sindicatos, no dio precisiones sobre qué impuestos podrían aumentar y quiénes se verían afectados.
Dijo que eso corresponde a su colega de Hacienda, Laurent Saint-Martin, que va a ser el encargado de elaborar los presupuestos de 2025, bajo la supervisión del primer ministro, y que se espera que se conozcan el 9 de octubre, con unos días de retraso por la tardanza en la constitución del nuevo Ejecutivo.
Armand dijo que su preocupación es que esos nuevos impuestos «no obstaculicen el crecimiento de la economía ni la creación de empleo». A ese respecto, el presidente de la patronal Movimiento de Empresas de Francia (Medef) recordó que su país es el que tiene la mayor presión fiscal en porcentaje de todo el mundo y pese a todo arrastra «déficits colosales».
Sobre la cuestión de un aumento de la fiscalidad para los ricos, el ministro se limitó a señalar que los que disponen de «un patrimonio muy importante» son los que «tal vez pueden contribuir más» en la situación actual. Pero recordó, además, que el ISF permitía recaudar de 4.000 a 5.000 millones de euros, cuando «la deuda son billones de euros».