Al menos 23 personas, todas ellas sirias y la mayoría mujeres o niños, murieron en un ataque israelí contra un edificio de tres plantas en la ciudad libanesa de Younine este miércoles por la noche, según ha declarado a Reuters el alcalde Ali Qusas. Otras ocho personas han resultado heridas. Líbano es ahora el hogar de alrededor de 1,5 millones de sirios que huyeron de la guerra civil en su país, a pesar de que en las últimas jornadas muchos han decidido regresar por la situación que vive su tierra de acogida.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, ha expresado su esperanza de que se pueda alcanzar pronto un alto el fuego para poner fin a los combates entre Israel y Hezbolá, respaldado por Irán, que han sacudido a su país y han suscitado temores de una invasión terrestre. Pero la violencia no ha cesado, y los ataques aéreos israelíes durante la noche alcanzaron unos 75 objetivos de Hezbolá en el valle de Bekaa y el sur del Líbano, incluidas instalaciones de almacenamiento de armas y lanzacohetes listos para disparar, según ha afirmado este jueves el ejército israelí.
Estados Unidos, Francia y varios aliados han pedido un alto el fuego inmediato de 21 días en la frontera entre Israel y el Líbano, al tiempo que expresan su apoyo a un alto el fuego en Gaza tras intensas discusiones en la sede de Naciones Unidas en las últimas horas. Mikati acogió con satisfacción el llamamiento a una tregua, pero dijo que la clave para su aplicación era si Israel, que ha estado trasladando tropas a la frontera con Líbano, se compromete a cumplir las resoluciones internacionales. Cuando se le preguntó si se podría conseguir pronto un alto el fuego, Mikati dijo a Reuters: «Ojalá que sí».