El mundo está muy atento a las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos entre la vicepresidenta demócrata, Kamala Harris y el expresidente republicano Donald Trump por si se produce un giro en la política exterior de la superpotencia norteamericana.
Mientras Harris plantea seguir con la política de la Administración de Joe Biden, que ha apostado por el multilateralismo y por rehacer alianzas con los socios tradicionales de Washington, Trump (2017-2021) representa una postura más aislacionista y dice que se ganará el respeto del mundo con un liderazgo fuerte. Esto es lo que piensan ambos de los principales asuntos a nivel global.
Guerra de Gaza
Harris cree que la muerte del líder de Hamás, Yahya Sinwar, en un operativo israelí es una gran oportunidad para que haya un acuerdo que ponga fin a la guerra de Gaza y permita liberar a los rehenes que permanecen secuestrados. La aspirante demócrata afirma que siempre respaldará «el derecho a defenderse» de Israel, país que recibe millones de dólares en armamento de Estados Unidos, aunque también dice que no se quedará callada ante el sufrimiento del pueblo palestino y apuesta por una solución de dos Estados para el conflicto.
Trump, que protagonizó en su mandato un total alineamiento con Israel, urge al Gobierno de Benjamín Netanyahu a «terminar rápido el trabajo» en Gaza porque está erosionando la reputación del Estado judío en el mundo. Cuando estaba en la Casa Blanca, el republicano impulsó acuerdos de normalización de relaciones entre Israel y varios de sus vecinos árabes, pero no se ha comprometido en apoyar la creación de un Estado palestino independiente.
Guerra de Ucrania
Harris ha prometido al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que mantendrá el apoyo de Estados Unidos a la integridad territorial de Ucrania y seguirá respaldando el envío de armamento estadounidense para que el país afronte la invasión rusa. La vicepresidenta también está a favor de fortalecer la cooperación con los países de la OTAN porque cree que el mandatario ruso, Vladímir Putin, quiere ir más allá de Ucrania.
Trump afirma que Putin no se habría atrevido a atacar Ucrania si él fuera presidente y sostiene que es capaz de lograr un acuerdo de paz en solo 24 horas, aunque no ha detallado si apoyaría ceder parte del territorio ucraniano a Rusia. El expresidente instruyó a los republicanos a bloquear durante meses la aprobación en el Congreso de nuevos fondos para Ucrania y ha sido muy crítico con la OTAN, alianza que ha amenazado con abandonar si los socios no aumentan su gasto en defensa.
Crisis en Venezuela
La Administración de Biden y Harris alivió temporalmente las sanciones a Venezuela para facilitar una negociación entre Nicolás Maduro y la oposición para la convocatoria de elecciones presidenciales, que se celebraron finalmente el pasado 28 de julio. Harris reconoce la victoria del opositor Edmundo González, hoy exiliado en España, al tiempo que exige al chavismo que publique las actas de votación y amenaza con nuevas sanciones si no lo hace.
Trump, quien durante su mandato intensificó las sanciones a Venezuela y reconoció al opositor Juan Guaidó como presidente interino, afirma que las elecciones «no fueron libres ni justas» y culpa a Biden y a Harris por ello. El republicano suele referirse a Venezuela asegurando que la delincuencia se ha reducido en el país caribeño porque sus criminales están hoy en Estados Unidos, y ha difundido el bulo de que la banda venezolana del Tren de Aragua controla una ciudad de Colorado.
Rivalidad con China
Harris considera a China como el principal rival de Estados Unidos, pero opina que ambas potencias deben competir evitando un conflicto directo y cree que pueden cooperar en retos globales como la crisis climática. La vicepresidenta respalda el autogobierno de Taiwán, isla que Pekín considera una provincia rebelde, aunque no ha dicho si secunda los planes de Biden de enviar tropas estadounidenses en caso de una invasión china. Trump apuesta por una fuerte guerra comercial con el gigante asiático mediante la imposición de aranceles para, según dice, defender los puestos de trabajo de los estadounidenses. El exmandatario ha dicho que Taiwán debería pagar a Estados Unidos para tener su protección y tampoco ha confirmado si enviaría soldados para ayudar a la isla en caso de un ataque de Pekín.