El Gobierno danés rechazó este miércoles que exista una crisis con Estados Unidos por las declaraciones la víspera del presidente electo, Donald Trump, quien no descartó el uso de la fuerza o sanciones para hacerse con el territorio autónomo de Groenlandia.
«No percibo que nos encontremos en una crisis de política exterior», dijo el ministro de Asuntos Exteriores danés, Lars Løkke Rasmussen, quien resaltó que Dinamarca «no busca fricciones, sino colaboración». Rasmussen, que fue primer ministro en dos etapas (2009-2011 y 2015-2019), aludió a sus «experiencias propias» con Trump y señaló que «no siempre hay que decir en alto lo que uno piensa». «Intento ceñirme a la realidad. Creo que todos nos haríamos un favor si nos calmáramos un poco», afirmó.
El titular de Exteriores danés se mostró comprensivo con las «ambiciones» groenlandesas, aunque no cree que se quieran convertir en un estado de EEUU, pero calificó también de «completamente legítimas» las preocupaciones de Washington por el Ártico en un contexto de rivalidad entre potencias y de deshielo en el planeta. Rasmussen recordó que Dinamarca, Groenlandia y las Islas Feroe constituyen la llamada Mancomunidad del Reino Danés, que implica un compromiso colectivo y asumir una responsabilidad para cuidar de su parte del Ártico.
«Y eso supone también que estamos abiertos a un diálogo con los estadounidenses sobre cómo podemos cooperar aún más de lo que ya hacemos para asegurar que las ambiciones estadounidenses sean satisfechas», dijo Rasmussen. Trump declaró el mes pasado que «la propiedad y control» de la isla, que ya quiso adquirir durante su primera presidencia, es «una necesidad absoluta» para la seguridad nacional estadounidense.
Tras la visita privada este martes de su hijo mayor, Donald Trump Jr, a Groenlandia, el presidente electo no descartó en rueda de prensa un hipotético uso de la fuerza militar o imponer aranceles a Dinamarca para tomar el control de la isla. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, llamó ya la víspera a la tranquilidad y restó credibilidad a los comentarios de Trump, mientras que el presidente autonómico groenlandés, Mute B. Egede, los calificó de «serios» y reiteró que el destino de Groenlandia lo deciden los groenlandeses.
El mandatario groenlandés tenía previsto ser recibido este miércoles en audiencia en Copenhague por el rey Federico X, después de que la visita fuese cancelada inicialmente por problemas de calendario, según el Gobierno groenlandés, lo que despertó especulaciones en Dinamarca. Egede había levantado suspicacias al hablar en su discurso de Año Nuevo de que era hora de dar «el siguiente paso para nuestro país», que antes de mediados de abril debe celebrar elecciones autonómicas. Esta isla ártica de dos millones de kilómetros cuadrados (el 80 % cubierto por el hielo) y apenas 56.000 habitantes goza desde 2009 de un nuevo estatuto que reconoce el derecho de autodeterminación.
A pesar de que la mayoría de partidos y de la población defienden la separación de Dinamarca, la mitad del presupuesto de la isla depende de la ayuda anual de Copenhague y los intentos por aumentar los ingresos con su riqueza mineral y petrolera han fracasado de momento por las dificultades y el elevado coste de extracción. Estados Unidos mantiene una base militar en el norte de Groenlandia en virtud de un amplio acuerdo de defensa firmado en 1951 entre Copenhague y Washington.