El terremonto de 8'8 grados que ha afectado a la zona oriental de Rusia, en especial a la Península de Kamchatka, en la costa del Pacífico, ha tenido uno de sus lugares de mayor impacto el archipiélago de las islas Kuriles, que limita con Japón. En una de esos inhóspitos territorios, en la isla Antsiferova, en la parte septentrional ese territorio, de apenas 7 kilómetros cuadrados, la llegada del fenómeno ha dejado una llamativa imagen.
La presencia de leones marinos en su costa es importante, y esos animales tuvieron un sexto sentido especial que les permitió anticiparse a las consecuencias del seísmo. Así, segundos antes de que comenzaran los temblores, se les vio lanzarse al agua o buscar una ubicación lo más segura posible ante los desprendimientos que se producían en la ladera de las montañas.
Además, la isla Antsiferova se encuentra próxima, al oeste y separada por un estrecho de la de Paramushir, que se vio especialmente afectada por el terremoto, de forma especial su planta pesquera, sin lamentar daños personales.