La industria energética mundial experimenta una transformación sin precedentes este 2025, con Estados Unidos a la cabeza de la producción global. En junio, la potencia norteamericana alcanzó un máximo histórico en su extracción de petróleo crudo, situándose en 13,58 millones de barriles diarios y consolidando su posición como líder indiscutible en el sector.
El panorama energético muestra señales de fortaleza excepcional con un suministro total de crudo y derivados que ha llegado a 21 millones de barriles por día, cifra no vista desde octubre de 2024. Paralelamente, el consumo de gasolina ha tocado su techo en 9,23 millones de barriles diarios, el nivel más elevado desde julio del año pasado, mientras el combustible para aviación ha alcanzado los 1,85 millones, un registro que no se observaba desde agosto de 2018.
Esta expansión energética no es casualidad. Analistas del sector señalan que la recuperación del transporte aéreo y el incremento del turismo durante la temporada estival actual han sido catalizadores fundamentales. El mercado laboral estadounidense, junto al crecimiento del PIB durante el segundo trimestre de 2025, han impulsado significativamente el uso de vehículos tanto para actividades productivas como recreativas.
No solo el petróleo marca hitos en el gigante norteamericano. La producción bruta de gas natural en los 48 estados inferiores ha establecido un nuevo récord con 120,7 mil millones de pies cúbicos diarios, superando la marca anterior de marzo de 2025. Los incrementos más notables se registraron en Texas y Pensilvania, con avances del 0,7 % y 1% respectivamente.
La capacidad exportadora de gas natural licuado (GNL) se ha convertido en un factor estratégico para la economía estadounidense, especialmente en un contexto donde Europa intensifica su búsqueda de alternativas energéticas. Desde España, expertos del sector señalan que este fenómeno reconfigura el tablero geopolítico mundial, con implicaciones directas para los mercados energéticos europeos que importan aproximadamente un 25 % del GNL estadounidense.
«Las exportaciones hacia Europa y Asia han experimentado un incremento sustancial ante la creciente demanda de seguridad energética», explica Carmen Rodríguez, analista energética española con amplia trayectoria en el sector. «Los países europeos, incluida España, están diversificando sus proveedores tras las tensiones geopolíticas de los últimos años».
Desafíos en el horizonte
A pesar del optimismo que generan estos récords, el sector enfrenta retos significativos. La presión sobre las reservas estratégicas y las limitaciones en infraestructura de transporte representan obstáculos considerables. Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica español, la volatilidad en los precios internacionales del crudo sigue siendo una preocupación para los mercados europeos, con fluctuaciones que han alcanzado el 15 % durante el primer semestre de 2025.
El equilibrio entre el liderazgo en hidrocarburos y los compromisos climáticos genera tensiones evidentes. Los expertos anticipan que la producción energética estadounidense mantendrá su robustez durante los próximos meses, aunque con riesgos vinculados a las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal (Fed). Las inversiones en energías limpias, que en España alcanzaron los 8.500 millones de euros en 2024, también jugarán un papel determinante en la evolución del sector a nivel global.
En el ámbito más inmediato, los puertos de Algeciras, Bilbao y Cartagena han incrementado su capacidad para recibir hidrocarburos norteamericanos, creando nuevas oportunidades logísticas. «Estamos presenciando una reconfiguración histórica de los flujos energéticos globales», afirma Pedro Sánchez, director del Observatorio Energético Español. «El aumento de la producción estadounidense está alterando fundamentalmente las relaciones comerciales establecidas durante décadas, obligando a todos los actores a reposicionarse».
De cara a finales de 2025, los analistas del sector prevén que la producción energética estadounidense mantendrá su tendencia alcista, aunque moderando su ritmo de crecimiento. En España, los expertos anticipan que los precios energéticos experimentarán una estabilización relativa durante el segundo semestre de 2025, con variaciones que no superarán el 5 % respecto a los niveles actuales, algo que beneficiará tanto a consumidores como a industrias intensivas en energía, que representan aproximadamente el 18 % del PIB español.