La presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Mirjana Spoljaric, ha lanzado una contundente advertencia a la comunidad internacional en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Su mensaje es claro: si los Estados no refuerzan urgentemente su compromiso con las leyes de la guerra, la brutalidad que caracteriza los conflictos actuales se convertirá en el estándar de los enfrentamientos futuros, perpetuando un ciclo de violencia que amenaza la estabilidad mundial.
Spoljaric ha denunciado que las leyes de la guerra se están violando con total impunidad mientras los conflictos armados se multiplican e intensifican en diversas regiones del planeta. «Se cometen atrocidades a la vista de todos, señal de que estamos normalizando lo inaceptable», ha declarado la presidenta del CICR, subrayando que la capacidad protectora del derecho internacional humanitario (DIH) depende directamente del compromiso de los líderes mundiales para respetarlo y hacerlo respetar.
La máxima representante de la organización humanitaria ha recordado que, según los Convenios de Ginebra, todos los Estados tienen la obligación no solo de cumplir con el DIH, sino también de hacer todo lo posible para que el resto de actores lo respeten igualmente. «Es momento de defender el derecho», ha sentenciado Spoljaric, advirtiendo que, de lo contrario, el mundo se enfrenta a escaladas de violencia sin fin.
Panorama desolador
La presidenta del CICR ha hecho un repaso por algunos de los conflictos más devastadores que asolan el mundo en este 2025. En Sudán, ha denunciado que «el mundo hace la vista gorda mientras la población civil sufre ataques brutales, violencia sexual generalizada y la destrucción deliberada de servicios vitales» como la atención sanitaria y el suministro de agua.
Respecto a Gaza, Spoljaric ha señalado cómo se está matando, asediando con el hambre y desplazando forzosamente a civiles que no tienen ningún lugar seguro donde refugiarse, mientras las viviendas y las infraestructuras críticas son destruidas sistemáticamente. La situación en Cisjordania tampoco es mejor, donde los palestinos «padecen una violencia implacable y son expulsados de sus hogares mientras los asentamientos se expanden», asentamientos que la legalidad internacional considera ilegales, a pesar de las nulas consecuencias de esta naturaleza. En cuanto al conflicto entre Rusia y Ucrania, la presidenta ha recordado que miles de familias siguen sin noticias de sus seres queridos desaparecidos, mientras la guerra con drones causa víctimas civiles a cientos de kilómetros de las líneas del frente.
Una iniciativa mundial
Hace algún tiempo el CICR lanzó junto a Brasil, China, Francia, Jordania, Kazajistán y Sudáfrica una iniciativa mundial para renovar el compromiso político con el derecho internacional humanitario. Spoljaric ha expresado su satisfacción al comprobar que, desde entonces, otros 89 Estados se han sumado a esta iniciativa, y la cifra continúa creciendo.
«Ayer, los líderes de los seis Estados fundadores se unieron en defensa de las leyes de la guerra», ha explicado la presidenta, añadiendo que estos países han hecho un llamamiento al resto de Estados para invertir en DIH, integrarlo en la legislación nacional y el entrenamiento militar, y unirse a la iniciativa. Además, han celebrado conjuntamente en Nueva York una reunión de alto nivel para defender la humanidad en medio de los conflictos armados. Spoljaric ha insistido en que todos los Estados tienen la responsabilidad moral y jurídica de revertir la erosión legal de normas que deberían observarse a nivel mundial.
«El destino de millones de personas afectadas por las guerras de hoy y las del futuro estará signado por las decisiones que tomen los líderes para preservar —o abandonar— la humanidad en la guerra», ha concluido. El CICR es una organización neutral, imparcial e independiente con un cometido exclusivamente humanitario establecido en los Convenios de Ginebra de 1949. Su labor principal consiste en ayudar a las personas afectadas por conflictos armados y por otras situaciones de violencia en todo el mundo, trabajando para proteger sus vidas y su dignidad, así como para aliviar su sufrimiento.
En muchas ocasiones, el CICR desarrolla su trabajo junto a sus socios de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, formando una red humanitaria global con presencia en prácticamente todos los países del mundo. Su mandato único le permite acceder a zonas de conflicto donde otras organizaciones no pueden operar, manteniendo diálogo con todas las partes involucradas. La organización cuenta con más de 20.000 trabajadores distribuidos en más de 100 países, que trabajan diariamente para proporcionar asistencia a las víctimas de los conflictos armados y otras situaciones de violencia.
El CICR también visita a prisioneros de guerra y detenidos por motivos de seguridad, reúne a familias separadas por los conflictos y ayuda a las comunidades a reconstruir su vida tras la violencia. Las leyes de la guerra, por su parte, regulan los conflictos armados con el objetivo de limitar sus efectos por razones humanitarias. Además restringen los medios y métodos de guerra que pueden emplearse. Entre los principios fundamentales del derecho internacional humanitario se encuentran la distinción entre civiles y combatientes, la prohibición de ataques contra la población civil, la protección de infraestructuras civiles esenciales como hospitales y escuelas, y el trato humano a todas las personas en poder del enemigo, incluidos los prisioneros de guerra.
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