La región del Caribe se ha convertido en las últimas semanas en un foco de creciente tensión geopolítica, con Venezuela y Estados Unidos en el centro de una escalada de movimientos militares y diplomáticos que no auguran nada bueno para la estabilidad global. Diversos analistas y voces autorizadas en la política internacional han señalado en las últimas horas de octubre de 2025 que los acontecimientos podrían precipitarse, especialmente en un área donde la preocupación de Washington por el narcotráfico y el régimen de Nicolás Maduro no deja de aumentar. Este escenario complejo dibuja un panorama de incertidumbre y vigilancia constante en las aguas caribeñas; ya hay quien compara el momento con las semanas previas a la invasión de Vladímir Putin de su país vecino.
En este contexto de efervescencia, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció este pasado lunes la activación, a la medianoche del martes, de la Zona de Defensa Integral (ZODI) en el estado insular de Nueva Esparta y en los costeros Sucre y Delta Amacuro, situados en el noreste del país. Esta medida, según el mandatario, busca «seguir ejerciendo la soberanía» frente al despliegue naval de Estados Unidos en el mar Caribe. La decisión se hizo pública durante su programa de televisión Con Maduro+, donde enfatizó la importancia de esta acción defensiva.
Paralelamente, el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, inicia este martes una visita oficial a Granada y Antigua y Barbuda. El objetivo declarado de este viaje es fortalecer la cooperación en materia de seguridad y abordar la lucha contra la delincuencia organizada transnacional. Esta visita, la primera de Holsey a ambos países desde que asumió el mando del Comando Sur, coincide de manera significativa con el aumento de las tensiones con Venezuela, añadiendo una capa de complejidad a la situación regional.
La activación de las ZODI en Nueva Esparta, Sucre y Delta Amacuro forma parte del plan 'Independencia 200', una iniciativa que, según Maduro, busca defender de manera integral los «mares del Atlántico venezolano y además toda la fachada Caribe-Atlántica». El presidente venezolano detalló que este proceso es gradual y metódico: «Así iremos cada día hasta que completemos por estado, por Zona de Defensa Integral, todo lo que son las 27 tareas que se van perfeccionando en el terreno, para que Venezuela, en perfecta unión nacional, en perfecta fusión popular, militar, policial, cumpliendo con nuestro mandato de la Constitución, Venezuela esté prepara para seguir ganando la paz». Esta declaración subraya la intención de Caracas de consolidar una defensa robusta y coordinada en todo su territorio marítimo y costero ante las eventuales amenazas que puedan producirse.
Previamente, el sábado las autoridades venezolanas ya habían puesto en marcha este plan en los estados de Anzoátegui, Monagas y Bolívar. El ministro de Interior, Diosdado Cabello, explicó en aquel momento que el objetivo principal de esta estrategia es «continuar con la preparación del pueblo, de los cuerpos policiales y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) para enfrentar las distintas amenazas que sobre la patria se ciernen». Sus palabras demuestran una clara voluntad del gobierno venezolano de mostrarse preparado ante cualquier eventualidad, reforzando su capacidad de respuesta y disuasión en un entorno regional cada vez más volátil.
Presencia estratégica del Comando Sur
La visita del almirante Alvin Holsey a Granada y Antigua y Barbuda, según el comunicado emitido por la Embajada de EE. UU. en la región, incluye reuniones clave con los primeros ministros de ambos países: Gaston Browne de Antigua y Barbuda, y Dickon Mitchell de Granada. Estos encuentros están diseñados para reafirmar la «larga colaboración en materia de seguridad» entre las naciones y abordar los desafíos compartidos que afectan al Caribe Oriental, entre los que se destacan la delincuencia organizada transnacional, el tráfico ilícito y la seguridad fronteriza. La presencia del jefe del Comando Sur en la región es interpretada como un movimiento estratégico para consolidar alianzas y proyectar influencia en un área de interés vital para Washington.
Un punto de particular interés en esta visita es la solicitud de Estados Unidos a Granada para la instalación temporal de equipos de radar y personal técnico asociado en el Aeropuerto Internacional Maurice Bishop. Esta petición se enmarca en un contexto de incremento de las tensiones entre Washington y Caracas, oficialmente justificado por la lucha contra el narcotráfico procedente de Venezuela. Además de los encuentros con los líderes gubernamentales, la agenda de Holsey también contempla reuniones con figuras militares y policiales de alto rango, como el Jefe del Estado Mayor de la Defensa de Antigua y Barbuda, Telbert Benjamin, y el Comisionado Interino de la Real Fuerza de Policía de Granada, Randy Connaught, lo que evidencia un enfoque integral en la cooperación en seguridad.
Reacciones y preocupaciones en las islas
La posibilidad de que Granada albergue personal y equipo militar estadounidense ha generado un intenso debate interno en la isla caribeña, dada su proximidad a la costa venezolana. El Gobierno de Granada ha asegurado a sus ciudadanos que «cualquier decisión que se tome se guiará por la soberanía, la seguridad pública y el interés nacional de Granada». Sin embargo, esta postura no ha evitado la aparición de voces críticas y preocupadas ante las implicaciones de tal acuerdo.
Entre las voces más destacadas que se han manifestado públicamente en contra de la solicitud de Washington se encuentran el expresidente del Senado y sindicalista Chester Humphrey, y el exministro de Exteriores Peter David. Humphrey ha denunciado abiertamente que la medida propuesta por Estados Unidos es un «preludio al lanzamiento de un ataque militar contra el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela». Esta perspectiva refleja el temor de que la infraestructura militar estadounidense, aunque justificada por la lucha contra el narcotráfico, pueda ser utilizada para fines más amplios y desestabilizadores en la región, arrastrando a Granada a un conflicto que no le es propio.
La escalada de tensión entre Venezuela y Estados Unidos en el Caribe tiene profundas implicaciones geopolíticas para toda la región. La presencia militar estadounidense, justificada por la lucha contra el narcotráfico, es vista por Caracas como una provocación y una amenaza directa a su soberanía. Por otro lado, la activación de las ZODI por parte de Venezuela es interpretada por Washington y sus aliados como una respuesta defensiva que, a su vez, puede ser percibida como una militarización de la región. Este ciclo de acciones y reacciones podría desestabilizar aún más el Caribe, afectando la seguridad marítima, el comercio y las relaciones diplomáticas entre los países.
La delicada situación exige una diplomacia cautelosa para evitar una escalada mayor. El Caribe ha sido históricamente una ruta crucial para el tráfico de drogas, lo que lo convierte en un punto estratégico para las operaciones antinarcóticos. Sin embargo, en el contexto de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, la lucha contra el narcotráfico se entrelaza con las disputas políticas y las acusaciones mutuas. Mientras Washington señala a Venezuela como un importante punto de origen y tránsito de drogas, llegando a bombardear los cargamentos de los narcos, Caracas acusa a Estados Unidos de utilizar esta justificación para sus propios intereses geopolíticos y para ejercer presión sobre el gobierno de Maduro, que parece entrar en una fase especialmente controvertida; más aun tras la proclamación de la líder opositora venezolana, María Corina Machado, como Nobel de la Paz 2025.
Socialismo o libertadDe haiti y similares en la misma zona y de muchos paises africanos .asiáticos mil veces peores que Venezuela no hablamos fachavoxero.