Carlos Hidalgo descubrió de muy joven la pasión por los clásicos, pero no ha sido hasta hace unos meses que adquirió su primer coche. Se trata de un Volkswagen Kübel 181 de 1970 que compró junto a su padre a un cliente del restaurante donde trabaja. Nos cuenta que un amigo de su padre que es cliente del restaurante Mar Blau, propiedad de su padre, se lo trajo desde Navarra hace tiempo y un día que fue a comer, su padre y él decidieron hacerle una oferta de compra, y aceptó.
El coche se encuentra en muy buenas condiciones para no haber sido restaurado. Carlos afirma que el coche está tal y como salió de fábrica y que ahora ya necesita algunos retoques que espera poder hacerle en los próximos meses.
Nos dice nuestro protagonista que la afición por los clásicos le viene de muy joven, ya que su padre tuvo durante muchos años un taller mecánico y además le gustaban mucho los coches antiguos y ahí fue donde empezó él también a interesarse por ese tipo de vehículos, aunque tuvo que pasar bastante tiempo, ya que primero fueron los estudios en Barcelona y luego decidió entrar en el negocio familiar, una vez que su padre abrió su restaurante. Ahora parece el momento para iniciar la aventura.
RESTAURARLO
Carlos sabe que la empresa de restaurarlo no será fácil, pero tiene un buen apoyo, ya que un primo suyo, Daniel, cuenta con algunos clásicos y tiene una gran experiencia en la restauración de esta marca de coches alemanes y por ello espera que cuando tome la decisión de dejar como nuevo este Kübel no tenga demasiados problemas, ya que Daniel tiene en su colección algunos vehículos Volkswagen y experiencia suficiente para poder buscar las piezas que necesite para dicha empresa.
Él mismo reconoce que no es un coleccionista de clásicos, pues este es su primer coche, aunque asegura que el gusanillo que tiene dentro quizás le lleve a hacerse con algunos modelo más. Pero eso será con tiempo y sin prisas, aunque nos reconoce que le gustaría tener un Mustang del 74, un coche que desde pequeño le ha gustado y sería una forma de ponerse una meta, aunque siembre hablamos que lo primero es restaurar éste por completo porque está tal y como salió de la cadena de producción y ya necesita algunos retoques, pues empieza a aparecer el temido óxido que tanto afecta a los vehículos en la Isla. También hay que darle un repaso a la tapicería, que ya empieza a estar bastante gastada en algunos puntos de los asientos después de casi medio siglo que lleva rodando el vehículo. También nos reconoce que no sabe mucho de mecánica, aunque se atreve a hacer algunas pequeñas reparaciones, de ahí que necesitará ayuda para poder llevar a cabo el proceso de dejar este Kübel de casi cincuenta años como salido de fábrica en los próximos meses. La empresa no será fácil.