Pepe Albero es una de esas personas inquietas a las que le encantan los coches y no desaprovecha una oportunidad de hacerse con un nuevo vehículo. Es un enamorado de los Volkswagen de los que tiene un par y que ha restaurado él mismo. Pero en esta ocasión no les hablaremos de un Volkswagen, sino de un Mitsubishi L300, que en realidad no es un turismo, sino una furgoneta. Esta furgoneta de 1992 es una rara avis, ya que es todoterreno y no muy frecuente de ver por las carreteras. Nos cuenta Pepe que esta Mitsubishi L300, con matrícula de Tenerife, llegó a sus manos por casualidad, ya que el vehículo era de un amigo suyo que residió en las Canarias y que luego regresó a la Isla. Allí se compró esta furgoneta para disfrutar por los caminos de tierra, pero aquí en Mallorca no fue lo mismo y estaba prácticamente encerrada en el garaje, de ahí que cuando adquirió otro vehículo decidió deshacerse de ella y se la ofreció a su amigo Pepe, que, encantado, se quedó con ella.
COCHE FAMILIAR
Pepe nos decía que en principio lo dudó un poco, pero al final decidió quedarse con ella, ya que no es un vehículo corriente, no debe haber más de dos en Mallorca, y su peculiaridad estriba en que el vehículo está construido sobre la plataforma del Montero, tiene doble tracción como el coche y lo único que cambia es que tiene una carrocería de furgoneta. No fueron muy populares en España y lo cierto es que no hay muchas unidades circulando, tampoco la marca japonesa se volvió loca fabricando estos modelos.
Nuestro interlocutor está encantado con el vehículo, no ha tenido que hacerle ninguna reparación y de momento lo conserva tal y como salió de fábrica, aunque reconoce que algunas partes de la tapicería ya necesitan un retoque por el desgaste sufrido; de todas formas está disfrutando con ella, pues las posibilidades que ofrece son muchas y su conducción es como si estuvieras conduciendo un turismo cualquiera.