Pep Tour es un mecánico que desde hace más de quince años trabaja como conductor de la EMT (Empresa Municipal de Transportes de Palma), pero nos cuenta que desde muy joven le entró el gusanillo de comprar coches viejos y restaurarlos. Cuando se cansaba de ellos los vendía para emprender otro proyecto. Es un apasionado de los Seat y de hecho a lo largo de su vida ha tenido varios modelos que él mismo ha restaurado. En la actualidad tiene un 131 y está inmerso en un nuevo proyecto de restauración de un 131 familiar. Nos decía que todavía le queda mucho por hacer, pero va poco a poco.
UNA BERLINA, SU CAPRICHO
Otra de sus caprichos era tener algún día una berlina y por eso se puso manos a la obra en busca de un coche de esas características y, como para internet no hay nada imposible, hace ahora un año encontró un Mercedes 260 SE que se vendía en Bilbao. Se puso en contacto con el vendedor y en poco tiempo realizó la compra. Y puso rumbo a Bilbao para traérselo a la Isla. Nos cuenta que el coche estaba en condiciones más que aceptables. El propietario lo había tenido cinco años casi sin circular y por eso decidió venderlo. Una vez en Bilbao camino hacia Barcelona y de allí en barco hasta Palma. Al llegar a la Isla, aunque su anterior propietario le había dado un buen repaso y pasó la ITV sin mayores problemas, él decidió darle otro repaso, durante varios meses, para dejar el motor en perfectas condiciones. El comprar un Mercedes no fue un gran problema, pues en su juventud estuvo trabajando en el concesionario Mercedes en Palma.
Pep tiene su propio taller en casa y salvo la parte de pintura puede hacer cualquier cosa que sus coches necesiten. Y reconoce que es un enamorado de la marca Seat. Recuerda con nostalgia que el primer coche que tuvo fue un 131 que su padre utilizaba como taxi. A partir de ahí han ido pasando por su manos diferentes modelos, pero siempre de la marca española. Asegura que el único coche que nunca ha tenido ha sido un 600, pero no porque no le guste, sino por lo pequeño de su habitáculo, pues considera que su más de 180 de estatura no es compatible con un coche tan pequeño. Por su trabajo de conductor de autobuses no tiene mucho tiempo para disfrutar de los coches que compra, y es que lo que realmente le gusta es desmontar el vehículo pieza por pieza y devolverlo a la vida totalmente renovado. Aún así siempre aprovecha sus días libres para dar alguna vuelta con ellos, que es otra forma de disfrutarlos. Es necesario cada dos semanas sacarlos a dar una vuelta para que los coches se mantengan en perfectas condiciones. También se lo deja a los amigos que quieren casarse yendo al altar en una berlina de alta gama. Es algo que no le importa, pues considera que los coches están para ser disfrutados y si un amigo se lo pide no tiene ningún problema en prestárselo para un día especial como puede ser el de su boda.