Alfonso Brea es el propietario de este precioso Mini Sport Pack del 2.000 y de edición limitada que adquirió hace trece años. Este modelo dejó de fabricarse en diciembre de 2000. Alfonso es técnico de Formación Profesional en la rama de Electricidad y desde que terminó sus estudios ha estado relacionado con el mundo del automóvil, trabajando en diversos talleres mecánicos de la Isla. Hasta que hace 33 años entró a trabajar como técnico de mantenimiento en la Policlínica Miramar donde aún ejerce su labor.
Cuenta que durante los años que estuvo trabajando en talleres participó en la mejora de coches de rallys e incluso en algunas pruebas llegó a sentarse en el asiento del copiloto.
Reconoce que en aquella época de su juventud la mecánica era su vida, pero el trabajo era bastante inestable y por eso cuando le salió la oferta de trabajar en la Policlínica no dudo dejar el mundo del motor en el plano profesional y pasarse a otro en el que lleva ya más de treinta años, aunque admite que le mecánica sigue siendo su gran pasión.
En cuanto al coche nos comenta que lo adquirió de segunda mano y la verdad es que estaba en muy buenas condiciones a pesar de llevar un año parado. Eso le obligó a hacerle algunas mejoras, principalmente en el sistema de frenos que fue donde más sufrió durante los meses que estuvo parado. También mejoró el equipo de música incorporándole un nuevo ecualizador y altavoces, todo ellos originales. Nos comenta que sólo le ha realizado algunas mejoras siempre respetando los cánones y las piezas originales.
Como técnico en Formación Profesional tiene a su favor que puede hacer todas las reparaciones que necesitan vehículos. En la actualidad tiene dos y aunque no dispone de grandes medios, la mayoría de los trabajos los realiza en un local que la comunidad de su edificio le deja, pero cuando necesita un elevador utiliza el de un amigo en Sant Llorenç para hacer trabajos de mayor envergadura.
Nos revela que antes de este Mini tuvo otro y lógicamente le preguntamos el motivo de que sintiera esa pasión por este modelo de coches y nos contó que cuando tenía 18 años tuvo la ocasión de comprar un Mini Cooper, precioso, según él, pero el propietario pedía 175.000 pesetas de la época y para un joven de 18 años era muchos dinero. Lo intentó por todos los medios y durante bastante tiempo pero no consiguió que el propietario bajara ni una peseta por lo que tuvo que desistir de la idea. Eso fue como una espina que se le quedó clavada a nuestro protagonista y desde entonces se puso como meta conseguir uno cuando las condiciones económicas fueran posible y en 2.000 llegó esta oportunidad y no la desaprovechó.
Reconoce que al ser un coche un tanto peculiar no lo utiliza mucho para evitar roces innecesarios con el tráfico que hay a diario por la ciudad, pero aprovecha las concentraciones con sus amigos del Club Mini de Mallorca, del que es vocal, para sacarlo a la carretera. Nos comenta que no le hace muchos kilómetros, pero los suficientes para mantener la maquinaria bien engrasada. En la actualidad tiene unos 50.000 kilómetros.