Cuando la pintura del coche está en perfectas condiciones, nos aseguramos que la carrocería del vehículo está protegida y no sufre directamente las inclemencias del tiempo, la humedad o los efectos de otros agentes corrosivos. Sin embargo, cuando la capa protectora presenta algún rasguño o arañazo, la carrocería queda expuesta y puede sufrir daños.
Las causas que provocan roces en la pintura son de muy diversa índole (choques, arañazos al aparcar, roces con llaves o elementos metálicos...) y lo mejor es tratarlas cuanto antes y no dejarlas tal cual están. La razón reside en que el tiempo hace mella y el óxido y la suciedad podrán empeorar los resultados si el tratamiento se hace en casa o de manera más artesanal.
Dependiendo del tamaño de los desperfectos, es posible disimularlos y tratarlos de forma casera, pero si alcanzan unas medidas importantes será aconsejable llevar el coche a un experto, para que pueda repintarlo en condiciones y asegurar que el resultado es el más indicado.
Algunos de los métodos caseros que mejor funcionan son:
- Pulimento o ‘polish'. Es el producto más utilizado y los resultados son más que aceptables siempre que el arañazo no sea muy profundo. El resultado mejora en colores claros y se pueden conseguir en diversos establecimientos y rangos de precios.
- Rotulador. Hay que escoger un rotulador del mismo color del coche, lo cual se complica si nuestro modelo tiene un color particular. En algunos talleres venden rotuladores especiales, pero no hay que esperar grandes resultados. Lo mejor es lo económico de este método.
- Paño reparador de arañazos. Disimula pequeños arañados, pero no los repara; si son profundos, los efectos apenas se notan. Sirve como abrillantador, pero puede dar el pego.
- Pintura en espray. Lo mejor para evitar disgustos es hacerse con el código del color del coche y con él encargar la pintura a un fabricante, ya que los colores de los coches son variados y se puede notar demasiado la diferencia. Pulveriza con cuidado y siguiendo las instrucciones del fabricante.