El presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunció ayer que pedirá que los asesinatos de agentes de seguridad del Estado, como el cometido por ETA este martes, se castiguen "sistemáticamente" con penas de 30 años de prisión de obligado cumplimiento.
Es una propuesta que Sarkozy lanzó desde la localidad de Dammarie-les-Lys, a unos 50 kilómetros al sureste de París, donde ayer visitó a la familia y compañeros de la primera víctima francesa de ETA, el brigada Jean-Serge Nérin.
Sus funerales, dijo, tendrán lugar el próximo martes, día 23, y contarán con la presencia del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
El agente, de 52 años y padre de cuatro hijos, "fue asesinado por los terroristas de ETA", a quienes se dirigió el jefe del Estado galo para advertirles de que "serán encontrados y castigados con la mayor severidad".
De hecho, anunció que trabajará con el Ministerio de Justicia para que los autores de crímenes de miembros de los cuerpos de seguridad sean condenados a cadena perpetua y cumplan efectivamente 30 años de cárcel. Además, dio instrucciones al ministro del Interior, Brice Hortefeux, para que los agentes del orden presenten una denuncia "al menor insulto" o falta de respeto. Son medidas que van más allá de ETA y que los medios de comunicación franceses enmarcan en una nueva ofensiva de Sarkozy y su Gobierno contra la violencia en términos generales, como estrategia para atraer votos para la segunda y definitiva ronda de las elecciones regionales del próximo domingo.
No obstante, el presidente dejó claro, una vez más, su compromiso en la lucha contra la organización terrorista y su apoyo total a España en este ámbito. "Francia no se dejará intimidar por los terroristas españoles", agregó, antes de dejar claro que la movilización de las fuerzas de seguridad contra ETA será "total" y "sin piedad". "Que nadie se imagine que el territorio de la República francesa es una retaguardia tranquila para unos terroristas y asesinos que matan", añadió en un acto en el que estuvo acompañado por el ministro del Interior, Brice Hortefeux, y la titular de Justicia, Michèle Alliot-Marie.
Al término de su comparecencia ante los medios, el presidente se paró a hablar con algunos de los residentes de la zona que fue escenario del tiroteo en el que perdió la vida el brigada Nérin.
Sobre las investigaciones en torno a los autores de este crimen, adelantó que hay ya "elementos bastante precisos" que, "tarde o temprano", permitirán encontrar al asesino y a sus cómplices.
Fuentes de la investigación explicaron a Efe que la policía técnica y científica sigue trabajando con las "huellas digitales y genéticas" halladas en los vehículos que utilizaron los terroristas y en el concesionario de automóviles en el que los robaron.
Los investigadores mantienen que son "siete u ocho" los etarras que huyeron tras el crimen, además del que fue arrestado en el lugar de los hechos, Joseba Fernández Aspurz, alias "El Guindi", buscado en España por actos relacionados con violencia callejera.
Según las fuentes, Fernández Aspurz permanece en las dependencias de la Subdirección Antiterrorista de la Policía Judicial (SDAT), a las afueras de París, donde está siendo interrogado.