El fantasma de que el bloqueo de las refinerías francesas provocara una penuria energética en el país parece alejarse con las medidas adoptadas por el Gobierno, que afronta una nueva semana de protestas y paros en contra de su proyecto de retrasar dos años la edad de jubilación.
El Ejecutivo ha solventado un punto crítico al reabrir el suministro de combustible del mayor aeropuerto del país, el Charles de Gaulle, al que sólo quedaba queroseno para un par de días, lo que ponía en jaque buena parte del tráfico aéreo francés.
El secretario de Estado de Transportes, Dominique Bussereau, afirmó ayer que el suministro se restableció y que el riesgo de escasez de carburantes se aleja de forma duradera.
El resto de los aeropuertos tampoco encuentra problemas de abastecimiento y algo similar sucede con las gasolineras, después de que se desbloquearan los depósitos de combustible y se restableciera el suministro por carretera, normalmente prohibido en fin de semana a ese tipo de transporte pero autorizado de forma excepcional.
El Gobierno ha encontrado una tregua en la presión sindical, pero las centrales obreras anuncian que volverán a la carga a partir de hoy si no se rectifica el plan de retrasar la edad mínima de jubilación de 60 a 62 años y de 65 a 67 para cobrar la pensión completa.
Diez de las doce refinerías del país están paralizadas y las otras dos están en fase de parar, mientras que los sindicatos de ferroviarios anuncian una intensificación del movimiento que puede multiplicar las perturbaciones en el transporte por tren.
El ministro del Interior, Brice Hortefeux, dijo ayer que desbloquearán los depósitos petroleros por la fuerza si se mantienen los bloqueos provocados por los sindicalistas.
Si la semana pasada el frente de protesta se vio reforzado con la incorporación de cientos de miles de jóvenes convocados por las organizaciones estudiantiles, a partir de anoche se espera que los camioneros bloqueen carreteras en puntos estratégicos en un nuevo jaque al Gobierno.
Desde el pasado viernes ya rodaron de forma lenta por algunas carreteras y provocaron atascos en puntos importantes como las fronteras con España y Bélgica, pero a partir de mañana los sindicatos afirman que radicalizarán sus acciones.
Será una forma de calentar la nueva jornada de huelga general prevista para mañana, un momento en el que los sindicatos tendrán que demostrar que la movilización contra la reforma de las pensiones no pierde fuelle, como aseguraron varios responsables del Gobierno ayer tras haber notado un descenso del número de manifestantes.