El papa Benedicto XVI almorzó ayer con 350 pobres en el Vaticano, entre ellos un musulmán y un chino, a los que dijo que les lleva "en el corazón" y reza por ellos y ante los que destacó que la verdadera felicidad está en compartir, donar y amar, rechazando el egoísmo.
Los participantes fueron pobres e inmigrantes sin techo a los que prestan cuidados las Misioneras de la Caridad, la congregación fundada por la beata Madre Teresa de Calcuta, de la que se cumple el centenario de su nacimiento. "Queridos amigos, el papa os quiere, os lleva en el corazón os une a todos en un abrazo paterno y reza por vosotros", dijo Benedicto XVI en el discurso que pronunció durante la comida, informó el Vaticano. El Pontífice les dio las gracias por haber aceptado la invitación "y compartir conmigo la alegría de estos días de fiesta".
Benedicto XVI comió en una mesa con catorce personas, teniendo a un lado a un hombre suizo y al otro a una mujer italiana.
La comida se celebró en Aula Pablo VI del Vaticano, el mismo lugar donde el Pontífice suele almorzar con cardenales y prelados en momentos importantes de la Iglesia, como son los consistorios para la creación de purpurados o sínodos de obispos.