El nuevo presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., John Boehner, tomó ayer las riendas de ese órgano legislativo con promesas de cambio en estilo y en contenido y con la advertencia de que el Congreso tiene por delante "decisiones difíciles".
Momentos antes de jurar el cargo y en medio de vítores de la bancada republicana, Boehner advirtió de que el Congreso afrontará "decisiones difíciles" ante los problemas económicos que atraviesa Estados Unidos.
Con una tasa de desempleo de casi el 10 por ciento, el incremento en los costos de salud para las familias y la pequeña empresa, y el aumento en la deuda nacional, el líder republicano señaló que no se pueden quedar "cortos" en soluciones.
"No podemos postergar las decisiones" y las cosas tendrán que hacerse de forma distinta, aseguró Boehner, representante por Ohio.
La 112 sesión legislativa del Congreso comenzó en medio de grandes divisiones y con los republicanos al timón de la Cámara de Representantes, desde donde han prometido una lucha sin cuartel contra la Casa Blanca en asuntos como la reforma de salud, el gasto fiscal y la reducción del déficit.
Siguiendo los ritos, tradiciones y simbolismo que rigen al Legislativo, la ex presidenta de la Cámara de Representantes y ahora líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi, hizo la entrega del mazo -utilizado en todo trámite legislativo y para mantener el orden en la sala- a Boehner.
Pero antes, Pelosi destacó los logros demócratas durante los casi cuatro años de su mandato, entre estos una ley contra la discriminación salarial, las reformas de salud y de Wall Street, y el levantamiento de la veda a los homosexuales en las Fuerzas Armadas. La ex presidenta reiteró que los demócratas serán "socios" de los republicanos siempre y cuando estos presenten "soluciones que respondan a los retos" del país.
"Los demócratas juzgaremos si lo que se presente ante el Congreso de ambos lados ayuda a crear empleos, fortalece la clase media y reduce el déficit, y no es una carga para futuras generaciones", sentenció Pelosi.