España afronta el comienzo de primavera más húmedo desde que hay registros, al tiempo que la mayoría de los países europeos mantienen capas de nieve inusualmente extensas, hechos "anómalos" que un importante número de científicos relacionan con otro récord: el de deshielo Ártico alcanzado el pasado otoño.
Los principales centros de investigación atmosférica del mundo analizan en estos momentos si este invierno de nevadas y lluvias anormalmente grandes tanto en Norteamérica como en Europa es el resultado de que la superficie helada del océano Ártico se redujera a límites históricos el pasado otoño -un 18 % menos de hielo que en el anterior mínimo de 2007-.
Lo cierto es que lo que ocurre no es sino la plasmación real del escenario que científicos de las Universidades de Columbia y Georgia (Estados Unidos) y del Instituto de Ciencias Atmosféricas de China describieron en una investigación publicada en enero de 2012 en la revista de la Academia Nacional de Ciencias Americana (PNAS, en sus siglas en inglés).
Su estudio sostenía que "la disminución del área de hielo marino en el Ártico en el otoño está directamente relacionada con cambios en la circulación atmosférica en el hemisferio Norte durante el invierno".
La explicación científica es que la pérdida de hielo de Ártico añade calor al océano y a la atmósfera, y ese calor debilita la llamada "corriente del chorro" -un flujo de vientos muy fuertes a gran altura que gobierna los sistemas de tormentas en el hemisferio Norte- modificando su dirección.
De este modo, el calor provocado por el deshielo ártico habría alterado la dirección dominante de la corriente del chorro, que es de Oeste a Este -hecho que motiva, por ejemplo, que los trayectos aéreos de Estados Unidos a Europa sean más cortos que al contrario-, y dando lugar a un mayor flujo de vientos en dirección Norte-Sur.
El profesor de Análisis del Sistema Tierra del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Postdam (Alemania), Vladimir Petoukhov, analiza esa vinculación, y sus primeras hipótesis sugieren, efectivamente, "que la pérdida de hielo del pasado verano está cambiando la dirección de la corriente del chorro".
Según Petoukhov esta modificación estaría provocando un mayor flujo de aire frío del Norte hacia el Sur.