La Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) avisaron ayer miércoles de que la banca española sigue siendo "vulnerable" debido a la mala situación económica, el aumento de la morosidad y la supresión de las cláusulas suelo de las hipotecas tras la sentencia del Tribunal Supremo y han pronosticado que el crédito al sector privado seguirá cayendo hasta tocar fondo en 2014.
En su tercer informe de evaluación del rescate bancario español, Bruselas y el BCE confirman que el Gobierno de Mariano Rajoy ha cumplido ya la mayor parte de las condiciones exigidas, salvo la aprobación final de la ley de cajas y de la reforma de los procedimientos de supervisión del Banco de España. Asimismo, constatan que "en estos momentos no hay motivos para considerar más desembolsos" más allá de los 41.300 millones de euros que ya se han utilizado.
"El sector financiero español y los mercados financieros en general siguen siendo vulnerables", avisa el informe. Aunque la reestructuración de los bancos con problemas avanza al ritmo previsto y la exposición de la banca al sector inmobiliario se ha reducido por las provisiones y las transferencias al banco malo (Sareb), la rentabilidad de los bancos sigue sometida a fuerte presión y la morosidad aumenta debido a la recesión.
"La resistencia de los bancos en la actual situación económica adversa depende esencialmente de su capacidad de generar beneficios antes de provisiones que puedan contrarrestar un mayor deterioro en la calidad de los activos y afrontar los efectos de cambios regulatorios como el reciente requisito positivo para una mejor clasificación de los créditos refinanciados", señala la Comisión. Ello "no es fácil" en el actual entorno de tipos bajos, fuerte competencia y eliminación de la cláusula suelo.
"Una prolongación de las tendencias negativas en materia de paro, ingresos reales y solvencia de las empresas más allá de las actuales expectativas aumentaría los riesgos, especialmente para los bancos más débiles", alerta el informe. "La incertidumbre, tanto por lo que se refiere a la evolución de la economía real como a su impacto en el sector financiero sigue siendo alta", indica.
Por ello, la Comisión y el BCE consideran "clave" continuar con una vigilancia estrecha de la evolución de la calidad de los activos y de la situación de solvencia de los bancos españoles, con el fin de mejorar el sentimiento inversor y la capacidad de crédito de los bancos.
De hecho, Bruselas espera que la economía española se contraiga un 1,5 por ciento este año, pero que empiece a estabilizarse a finales de este año y ve una posible moderación de la destrucción de empleo en los próximos meses.