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Teresa Romero: «No sé qué falló ni si falló algo, sé que no guardo rencor»

La auxiliar de enfermería Teresa Romero, que ha sido dada de alta este miércoles tras superar el ébola, posa con algunos de los sanitarios que la han atendido en su estancia en el hospital Carlos III | Efe

| Madrid |

La auxiliar de enfermería Teresa Romero, que ha sido dada de alta este miércoles tras superar el ébola, ha asegurado que se ha demostrado que España tiene «la mejor sanidad del mundo» y un personal «abnegado» que, pese a la «nefasta dirección política», es capaz de «obrar milagros».

«Yo no sé lo que falló. Ni siquiera sé si falló algo. Solo sé que no guardo rencor, ni reproches, pero si mi contagio sirve para algo, para que se estudie mejor la enfermedad y pueda ayudar a encontrar una vacuna o mi sangre sirve para curar a otras personas, aquí estoy», ha dicho Romero en medio de un sonoro aplauso.

Estas han sido las primeras palabras de la auxiliar de enfermería tras recibir el alta médica una vez superado el ébola, en una comparecencia pública en la que ha leído emocionada una declaración, interrumpida en varias ocasiones por los aplausos de los profesionales sanitarios, que la han atendido durante los 30 días que ha estado ingresada en el hospital Carlos III de Madrid.

«Cuando me veía morir -ha proseguido- me aferraba a mis recuerdos, a mi familia, a mi marido, al que adoro; yo me encontraba aislada. No tenía más contacto del exterior que el que tenía con Javier, a través teléfono, y del cariño de los profesionales», de los que ha elogiado su paciencia y amor por ella y por la profesión.

La auxiliar ha elogiado también el papel de los medios de comunicación, con los que ha dicho «se entendió y conoció la enfermedad, que no había importado al mundo occidental hasta que el contagio ha llegado aquí y lo fue a través de mí».

Así, Romero ha expresado el deseo de que su contagio sirva «para algo», «para que se estudie mejor la enfermedad y se pueda encontrar una vacuna» y ha mostrado su agradecimiento a la hermana Paciencia Melgar, quien donó su plasma sanguíneo para tratar a la auxiliar de enfermería.

En este sentido, ha dicho que si ahora su sangre sirve para ayudar a otras personas «aquí estoy hasta quedarme seca». «Me ofrecí voluntaria para ayudar aún a riesgo de mi vida pero sinceramente no ha sido en vano», ha explicado.

Romero ha dedicado sus primeras palabras a todos aquellos que la han ayudado a seguir con vida y ha dicho que aún se siente débil por lo que ha pedido que a partir de ahora se respete su intimidad para continuar con su recuperación.

Acompañada por parte del equipo médico que ha manifestado su «enorme alegría» y su «agradecimiento más sincero» por lo buena paciente que ha sido Romero, la auxiliar, en silla de ruedas, ha sido recibida con un fuerte aplauso por parte de los trabajadores del centro que la esperaban.

Allí, se ha encontrado con su marido Javier Limón, quien le ha saludado con un beso en la mejilla, y ha dado las gracias «a Dios y a Santiago Apóstol» por devolverle la vida y para poder estar aquí y contar su experiencia.

Visiblemente emocionada, Romero ha dicho que para hacer este «milagro», Dios se sirvió de sus compañeros -médicos, enfermeros, y personal de limpieza y de seguridad-.

La auxiliar de enfermería ha indicado que, a partir de ahora, los pasos que dará se conocerán a través de sus abogados en cuya profesionalidad confía «ciegamente», en referencia a las acciones legales que van a emprender.

Romero y su marido tienen previsto presentar tres acciones legales por algunas actuaciones y declaraciones realizadas por distintos responsables políticos tras contagiarse del virus del Ébola.

Durante su comparecencia también ha querido agradecer a sus vecinos por todo lo que han tenido que soportar y ha reiterado su cariño al personal sanitario por salvarle la vida.

Por su parte, Limón ha dicho que Romero tiene «un recuerdo inolvidable» de su perro Excálibur, al que consideraban como el hijo que nunca tuvieron, y ha subrayado que su mujer no puede hablar de su mascota porque «se emociona demasiado».

Ha agradecido a la familia amante de los animales que les ha apoyado con la causa de Excálibur, una ayuda que fue «estéril», ya que -ha apuntado- «a nadie le importó lo relevante» que era el animal para una familia sin hijos.

«Excálibur fue ejecutado sin darnos si siquiera la oportunidad de alegar», ha subrayado Limón, quien ha lamentado que se haya perdido la oportunidad científica de ver el desarrollo de la enfermedad en los animales y verificar si éstos son capaces o no de transmitirla.

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