El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol ha abandonado el juzgado tras ser interrogado durante dos horas ante la juez que le ha imputado por blanqueo de capitales y delito fiscal por la fortuna que mantuvo oculta durante años, mientras su esposa, Marta Ferrusola, se ha negado a declarar.
Jordi Pujol y Marta Ferrusola han abandonado el edificio de la Ciudad de la Justicia hacia las 12.45 horas, custodiados por un amplio dispositivo de seguridad y sin atender al enjambre de periodistas que trataban de preguntarle sobre el contenido del interrogatorio.
A su salida del juzgado, acompañados por sus letrados Cristóbal Martell y Albert Carrillo, Pujol y su esposa han tenido que volver a oír los improperios improvisados de varias personas, como les ha ocurrido a su llegada a la ciudad judicial, con gritos de «chorizo» y «Cataluña no se merece personas como ustedes».
Según fuentes judiciales, el interrogatorio a Pujol, que han dirigido la juez y el fiscal Anticorrupción Alejandro Luzón, ha sido exhaustivo y se ha centrado en buscar contradicciones en la versión que el expresident esgrimió en su carta de confesión y después en su comparecencia en el Parlament, de que el dinero oculto es un legado de su padre Florenci.
Por su parte, la esposa del expresident Marta Ferrusola se ha acogido a su derecho a no declarar ante la magistrada, han informado las mismas fuentes.
Tras las comparecencias del matrimonio, está previsto que la juez interrogue ahora a sus hijos Marta, Mireia y Pere, que también están imputados por los delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales
Gritos
Pujol y Marta Ferrusola han llegado a la entrada principal de la Ciutat de la Justicia hacia las 9.35 horas en un turismo que utilizan habitualmente cuando van escoltados, de color gris.
En cuanto ha bajado del coche, el matrimonio ha sido recibido con gritos de protestas de funcionarios y espontáneos que se habían concentrado a las puertas de la Ciutat de la Justicia, y han avanzado por el pasillo habilitado por la policía seguidos por un manifestante que enarbolaba un cartel con la frase «Váyase a la mierda, familia Pujol».
La frase de ese cartel hace referencia a un comentario despectivo que Marta Ferrusola dedicó hace unos meses a los periodistas que montaban guardia a las puertas de su casa en Barcelona tras la confesión de Jordi Pujol, a los que despachó con un «váyase a la mierda» y por el que pidió disculpas al día siguiente.
En su recorrido hasta el interior de la Ciutat de la Justicia, en el que han caminado escoltados por agentes de paisano de los Mossos d'Esquadra, los Pujol han tenido que escuchar numerosos gritos de «ladrones», además de insultos, y aguantar las atronadoras bocinas que han hecho sonar algunos grupos de funcionarios.
Los improperios al matrimonio Pujol procedían no solo de funcionarios de justicia que se habían organizado para dar un recibimiento entre protestas a los imputados, sino también de usuarios de la Ciutat de la Justicia que, al toparse con ellos, reaccionaban espontáneamente abucheándoles.
Los organizadores de la protesta habían imprimido, además, falsos billetes de 500 euros con el rostro sonriente de Jordi Pujol emitidos por el Banco de Andorra, y con un símbolo de «stop ladrones».
Algunos de ellos han arrojado varios de esos billetes a Cristóbal Martell, abogado de los Pujol que ha llegado a la Ciutat de la Justicia 45 minutos antes que el matrimonio.
Una vez en el interior del edificio judicial, los Pujol han subido en un ascensor interno de la Ciutat de la Justicia hasta la sala de vistas de la segunda planta del edificio, en la que tendrá lugar su comparecencia.